Como es ya una suerte de atavismo en un país como el
Perú, primario exportador y sin visión de mediano y largo plazo, el debate y
posible ampliación de la Ley de Promoción Agraria 27360 hasta el 31 de diciembre
del 2031 nunca ha mencionado ni ha tomado en cuenta un hecho irreversible, que
el agua que utilizan las empresas agroexportadoras tiene los días contados: los
glaciares que garantizan la provisión del líquido vital están secándose y
posiblemente en una década más se hayan extinguido irremediablemente.
La Ley de Promoción Agraria 27360 fue una iniciativa
del entonces ministro de Agricultura del gobierno fujimorista, José Chlimper
Ackerman, en el año 2000. Es cierto que ha generado un boom agroexportador,
pasando las agroexportaciones de 500 millones de dólares en el año 2000 a 5,000
millones de dólares en el año 2017. Esta cifra debería incluir también el valor
de la exportación del agua. Pero la ley, que la dictadura fujimorista congresal
ha decidido ampliar hasta el 2031, otorga suculentos beneficios a las grandes
empresas agroexportadoras principalmente de la Costa -entre ellos a Chlimper,
el dueño de Agrokasa-pero recorta beneficios laborales a los trabajadores, los
creadores de la riqueza.
El agua que usan las empresas de Ica y Pisco y otras
zonas aledañas proviene principalmente del nevado de Apacheta. Por su parte,
las agroexportadoras de la región norte utilizan las aguas del río Santa,
también alimentado por los glaciares de la Cordillera Blanca.
Estos nevados, de acuerdo al Dr. Ricardo Giesecke Sara
Lafosse, exministro del Ambiente y uno de los mayores expertos en temas
ambientales, tiene fecha de extinción a causa, principalmente, del
calentamiento global.
En la actualidad, según los estudios de organizaciones
científicas, la mayoría de los nevados están en situación crítica. De las 18
cordilleras nevadas, 5 ya están en extinción. En una década más, justo cuando
se cumple la ampliación de la Ley 27360, el Perú tendrá solo 13 cordilleras nevadas.
El experto Mario Zapata Luyo sostiene como resultado
de sus rigurosos estudios, que el Perú tenía en el año 1962 una superficie de
1,035 kilómetros de glaciares. El año 2017 esa superficie se había reducido a
445 kilómetros. Muchas civilizaciones y culturas del mundo colapsaron por falta
de agua. Se dice que la cultura Huari habría sucumbido por la escasez de agua.
LA
AMAZONÍA, LA FÁBRICA O FUENTE DEL AGUA
El bosque amazónico es una fuente, una fábrica de
agua. Toda el agua del Perú se origina en la Amazonía. Lo explica el Dr.
Giesecke Sara Lafosse en forma sencilla y didáctica: el agua de la Amazonía
sube, trepa, en forma de humedad por el costado oriental de la cordillera. Al
transponer las altas cumbres cordilleranas la humedad se condensa y se transforma
en granizo, nieve o lluvia. Esta lluvia alimenta los ríos de los Andes, la
Costa y la Amazonía, la napa freática y también los nevados, que funcionarán
como reguladores hídricos, alimentando asimismo los ríos, las lagunas, los
bofedales y puquiales en las estaciones y épocas de sequía.
Estudios efectuados por un equipo de científicos
liderados por el brasileño Antonio Donato Nobre han determinado que cada árbol
amazónico con un promedio de 20 metros de altura, suda y transpira cada día
1000 litros de agua. Si sumamos los 600 billones de árboles que cubren la
Amazonía, podríamos calcular una producción de 20 billones de toneladas de agua
que, como ríos atmosféricos, están navegando por el cielo. Talar el bosque
amazónico, por lo tanto, es un crimen ambiental.
EL
AGUA, CUESTIÓN DE VIDA O MUERTE EN EL PERÚ
La conservación del bosque amazónico, la fábrica o
fuente de agua del Perú, es una cuestión de vida o muerte.
Algunas de las medidas de emergencia que el Dr.
Giesecke Sara Lafosse recomienda son: declarar una moratoria sobre el bosque
amazónico y ampliar las áreas naturales de protección, en 15 a 20 millones de
hectáreas por año, estableciendo en estas áreas centros de investigación
científica y modelos de innovación y transformación y uso sostenible de la
riqueza forestal, contando con el aporte económico de empresas –entre ellas de
las agroexportadoras- que se benefician del agua.
Cambiar progresivamente el uso del petróleo por el
gas, establecer un programa de siembra y cosecha del agua, modificar drásticamente
el desperdicio y despilfarro del agua de uso doméstico, agrario e industrial y
evitar la contaminación del mar, ríos y lagunas con basura y las aguas servidas
que tienen que ser materia de tratamiento, entre otras medidas.
Stephen Hawking, el genio del siglo XXI, recientemente
fallecido, dijo esta frase: “El apocalipsis lo causará el capitalismo y no las
máquinas”. Porque el capitalismo ha mercantilizado vorazmente a la Madre
Naturaleza y ha convertido sus bienes en un botín. Entre ellos, el agua.
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