La historia del Perú ha sido marcada por las paradojas y hemos transitado entre múltiples
“booms” como del
guano, salitre, caucho, anchoveta, petróleo, gas, entre otros; y
lamentablemente muy poco se los supo aprovechar. La
Amazonía peruana, es una de esas regiones con múltiples
recursos naturales y diversas culturas; potenciales que
resultarían un instrumento clave para el desarrollo de esta región
históricamente desplazada.
Todavía en nuestra Amazonía hay muchos retos encaminados, como
por ejemplo ampliar y mejorar la cobertura de los servicios de salud, nutrición y educación, en
una zona donde las dificultades de acceso a sus comunidades son muy marcadas.
El rostro de la pobreza en esta región se
materializa en los inadecuados
y limitados que
resultan ser estos servicios. Tan solo ver a un niño o niña de la selva
caminando o en su bote, trasladándose a su escuela muy temprano en un viaje de dos horas, bajo la lluvia o un sol
inclemente, con su estómago hinchado y el rostro pálido, síntomas de desnutrición y anemia;
tan solo este hecho, nos indica que la Amazonía necesita ser vista con “otros ojos”, con otras estrategias.
La intervención del Estado en esta región tiene que priorizar la articulación, bajo un enfoque intercultural, donde el diálogo horizontal entre
sectores y comunidades permita el alivio de sus diversas problemáticas.
Según el Programa Mundial de Alimentos (PMA), la desnutrición contribuye con la muerte de 2,6 millones de niños menores de 5 años, un tercio del total
global. La última Encuesta Demográfica y de Salud Familiar (ENDES) referida a
la desnutrición, presenta resultados
auspiciosos y tendencias descendientes de esta problemática a nivel nacional
(se pasó de 17.5% en el 2013 a 14.6% el 2014), pero lamentablemente en regiones
de la selva como Amazonas, San Martín o Ucayali la desnutrición aumentó en menores de 5 años; por ejemplo, en el departamento de
Amazonas la cifra ha
aumentado 3.7 puntos porcentuales pasando de 27.1% en el 2013 a 30.8% el
2014, una situación muy preocupante que debería
llamar la atención efectiva de
las autoridades nacionales, regionales y locales.
Si nos referimos al problema de la anemia en niños
de 36 meses a 6 años en regiones amazónicas, la situación es más crítica porque
departamentos como Amazonas, Junín, Loreto, Madre de Dios, San Martín o Ucayali
presentan un
promedio de anemia del 60%, muy
superior al promedio nacional que alcanza el 46.8%. En Amazonas la anemia el
2011 era de 41.7% y esta
cifra se incrementó al 60% aproximadamente el 2014, donde los principales afectados son
los niños y niñas de las comunidades nativas y campesinas del departamento.
En lo concerniente a la educación, la última Evaluación Censal de Estudiantes del Ministerio de Educación
realizada a niños y niñas de segundo grado de primaria, muestra resultados
auspiciosos para regiones amazónicas. En Amazonas, Madre de Dios o San Martín el nivel de comprensión lectora ha mejorado para el
2014 en 12.3 puntos porcentuales en promedio si se tiene en cuenta el
año anterior; aunque todavía en casi todos estos departamentos el nivel de
comprensión lectora está por debajo del promedio nacional que es 43.5%. Sobre
los niveles delogro en matemática el Censo indica que en Amazonas
y Madre de Dios existieron avances auspiciosos. En Amazonas se mejoró 11.3 puntos porcentuales pasando de 23.8% en el 2013 a 35.1% el
año pasado; y en Madre de Dios se mejoró 11.7 puntos porcentuales. Tanto en
comprensión lectora y matemáticas dos departamentos amazónicos (Loreto y
Ucayali) cuentan con los peores indicadores educativos.
Como se observa hay grandes desafíos y brechas que cumplir y cerrar para un
sostenible desarrollo amazónico, todavía sus departamentos están sumergidos en
el olvido. Es de suma necesidad no
desmayar en los esfuerzos para
contribuir a mejorar la nutrición y educación. Nuestro departamento es todavía una de las tres regiones más pobres del país y el actual Gobierno Regional, en
lugar de desperdiciar
el tiempo en
contratos “ensombrecido de irregularidades” y el “pago” de favores políticos a
sus seguidores “limitadamente preparados” para gestionar; deberían dedicarse a construir y fortalecer estrategias de intervención
a nivel de salud, educación y seguridad alimentaria de esos niños y niñas de Condorcanqui,
Cruz Pata o La Jalca que conviven cada día con la anemia y desnutrición.
Allí un gran
desafío para usted señor Presidente Gilmer Horna, su origen de cuna humilde, será un
aliciente para que no desaproveche el tiempo y priorice la solución de estas
problemáticas. Amazonas
y sus niñ@s se los agradecerán.
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