La menor agraviada
está en tratamiento psicológicos para superar el trauma del bullying que por
mucho tiempo venía sufriendo en un colegio católico donde se inculca los
valores y sobre todo amar a tu prójimo.
Hoy en
día no hay ningún colegio donde no exista el bullying en todo el país.
Precisamente ayer nuevamente una madre de familia nos conmovió al contarnos su
caso de que su niña de tan solo 9 años está siendo víctima de bullying en su
colegio desde hace buen tiempo y que las autoridades del plantel no hacen nada
por frenar las agresiones contra su hija.
Doña
Marlen Díaz Mori llegó hasta LVS radio para contar la pesadilla que su niña
viene pasando día a día.
Según
la madre de familia indicó que su menor hija de iniciales E.L. de 9 años desde
que cursaba el segundo grado de primaria viene sufriendo agresión por parte de
sus compañeras, pero ante su reclamo con la directora del Colegio Nuestra
Señora de Fátima llegaron a un acuerdo y cambiaron de salón a su niña.
Pero
ahora que está en cuarto grado de primaria nuevamente volvió la pesadilla y la
pequeña al recibir las agresiones físicas y psicológicas por parte de sus
compañeras ya no quiere regresar a estudiar por temor a que la sigan
lastimando.
“Mi
niña ya no quiere ir a ese colegio, ella me ha pedido llorando que no la
obligue a ir porque un grupo de sus compañeras la golpearon, le jalaron los
cabellos, la encerraron dentro de un armario por varios minutos y la amenazaron
de muerte. Realmente esta situación me preocupa porque se trata de niñas que
son agresoras y atacan a sus compañeras por el color de piel, por sus rasgos,
sus condiciones físicas y hasta por la ropa que usan. Este lunes mi hija
regresó a mi casa toda golpeada, yo ya no sé qué hacer y las profesoras no
ponen un alto a esto. Las niñas no tienen la culpa y sus padres deberían ver el
comportamiento de ellas, deberían inculcarles valores y prestar atención de lo
que están haciendo”, relató la mamá.
Ante
este caso de agresión, la Directora Regional de Educación de Loreto, Ewelin
Arévalo Vargas se apersonó hasta la institución educativa para hablar con la
directora y la madre de familia de la víctima. “Ante el llamado de la prensa
hemos venido hasta el colegio para saber más de este tema, no puede haber esta
clase de comportamientos contra una niña. Ya hemos hablado con ambas partes y
las alumnas que son las agresoras han negado que amenazaron de muerte a su
compañera y que solo le jalaron el cabello, pero ante esta actitud de las niñas
vamos a reunirnos con sus padres y hablar con ellos, de repente está pasando un
problema muy serio y debemos detectarlo a tiempo, no debemos permitir estos
comportamientos en los colegios, nuestra prioridad es proteger a nuestros
niños”, finalizó Arévalo.
¿Qué
es el bullying?
El acoso
escolar (también conocido como hostigamiento escolar, matonaje
escolar, matoneo escolar, maltrato escolar o en inglés bullying)
es cualquier forma de maltrato psicológico, verbal o físico producido
entre escolares de forma reiterada a lo largo de un tiempo
determinado tanto en el aula, como a través de las redes sociales, con el
nombre específico de ciberacoso.
Estadísticamente,
el tipo de violencia dominante es el emocional y se da
mayoritariamente en el aula y patio de los centros escolares. Los protagonistas
de los casos de acoso escolar suelen ser niños y niñas en proceso de entrada en
la adolescencia, siendo ligeramente mayor el porcentaje de niñas en el
perfil de víctimas.
Este tipo de violencia escolar se caracteriza, por tanto, por
una reiteración encaminada a conseguir la intimidación de la víctima,
implicando un abuso de poder en tanto que es ejercida por un agresor más fuerte
(ya sea esta fortaleza real o percibida subjetivamente) que aquella. El sujeto
maltratado queda, así, expuesto física y emocionalmente ante el sujeto
maltratador, generándose como consecuencia una serie de secuelas psicológicas
(aunque estas no formen parte del diagnóstico); es común que el acosado
viva aterrorizado con la idea de asistir a la escuela y que se muestre muy
nervioso, triste y solitario en su vida cotidiana. En algunos casos, la dureza
de la situación puede acarrear pensamientos sobre el suicidio e
incluso su materialización, consecuencias propias del hostigamiento hacia las
personas sin límite de edad.
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