Es un misterio para las mujeres, algunos pasan desapercibidos y
otros nos sorprenden con su presencia. Son sensibles y delicados. Proporcionan
al hombre placer desmedido. Caricias, besos y alguna presión brusca, lo mismo
que les causa placer los convierte en un punto clave de vulnerabilidad.
Nunca los aprietes o acaricies
demasiado. Aunque no cuentan con más terminaciones nerviosas, los testículos
tienen más receptores de dolor.
Ni hombres ni mujeres parecen sentirse interesados por ellos, sin embargo son
los encargados de producir espermatozoides y hormonas sexuales, la misma que es
la culpable de la procreación, es por ello que son considerados como los
acompañantes perfectos para el amor.
Los testículos son habitualmente
para el mundo femenino un absoluto misterio. Se contraen cuando sienten una
amenaza y regresan a su posición original cuando se sienten seguros.
“A Hitler le falta un huevo, se
lo cortó su madre cuando era pequeño”, el rumor de divulgaba y hasta se cantaba
por las calles. Se empezó a generar una corriente de burla en referencia a la
carencia del famoso genocida, pues la imagen de un “huevo” era la
representación de rostro de Hitler.
La idea de que Hitler naciera con
un sólo testículo fue sopesada por muchos. En especial por aquellos que
encontraban así la base psicológica de la época para justificar la maldad de
dicha persona. Este rumor fue confirmado, ¡Hitler solo tenía un testículo!
En la actualidad, es más común de
lo que nos podemos imaginar. Hace unos días conocí de dos historias sexuales,
pintorescas y fuera de lo común, pues la ausencia y el exceso de “huevos” en
dos hombres, hacía que sus despliegues amorosos sean recompensados por partida
doble. No solo por la carencia o exceso de testículos, sino por la
particularidad del caso.
Dos amigos desde infancia sufrían
por un tema en común “sus huevos”, uno de ellos había nacido con tres
testículos y el otro a causa de una caída del árbol se quedó limitado por uno.
Por mucho tiempo desearon compartir entre ellos y complementar su vida. Nunca
lograron concretar sus deseos, ambos crecieron y siguen viviendo con los huevos
que Dios les dio y saben sacar provecho de ello.
Producen esperma y testosterona,
un solo testículo sano es capaz de embarazar una mujer. Así que, no te
preocupes, que aunque no tengas uno, tu aparato seguirá funcionando de lo
mejor.
En general, los testículos suelen
quedar fuera del jugueteo sexual previo, pero hay hombres a los que les gusta y
disfrutan que su pareja engría a sus gemelos sexuales, ya que esto produce
agradables sensaciones.
Uno, dos o tres, no importa, el
rendimiento sexual no depende de cuántos “huevos” tengan, lo que en verdad
importa, es la magia del mago y no su varita ni sus adornos.
En el juego erótico a veces se encojen y otras veces se agrandan, todo depende
del calor que le proporciones.
Y a ti… ¿con cuántos te gusta?
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