Hay quienes piensan, mirando el poco verde que
todavía queda a nuestros alrededores, que los bosques amazónicos son eternos.
No lo son.
Hay quienes creen que el calor de estos días nos acerca al infierno.
Así es.
Cada vez que tumban un árbol, nos aproximamos a calenturas infernales.
Es que, a pesar de todas las evidencias que nos presenta el clima, creados por los problemas de la deforestación, el ser humano no aprende o por algún interés monetario, no le importa que el bosque sea exterminado.
Quizás todavía es tiempo de reflexionar, es tiempo de evitar que las generaciones que vendrán no nos digan que fuimos irresponsables.
La siguiente es más que una información, una advertencia.
El bosque amazónico, así como avanza la deforestación, va a desaparecer irremediablemente y tiene fecha.
ADIOS BOSQUES
Gracias a datos obtenidos por el estudio realizado del Global Foresta Change sobre el avance de la deforestación en la amazonía entre el año 2000 y 2012, Mark Mulligan científico del King College de Londres, logró proyectar el año en el que se acabará la Amazonía. Una aproximación de acuerdo a la distribución de tierras cultivables, ampliación en las redes de carretera, entre otras que ocasionan que los bosques se estén talando.
De acuerdo a este estudio realizado por Center for Global Department, sólo para 2050 se perderán 289 millones de hectáreas de bosques en toda la Tierra, es decir, un área del tamaño de la India, el séptimo país más grande del mundo.
Con esta información el científico inglés realizó una proyección utilizando el mapa en el que se demostraba este avance. Para él la selva amazónica se perdería para siempre en el año 2260 con toda esta contaminación ambiental y el mal uso que se le da a sus bosques y a los recursos que se extraen en este territorio, a pesar que fueron más de 50 millones de años para que nuestra amazonía se forme.
Finalmente, el científico Mulligan lamenta estas proyecciones ya que asegura que la Amazonía proporciona innumerables servicios ecosistémicos, tanto como reserva de biodiversidad, sumidero de carbono (atrapa el dióxido de carbono en el ambiente), además de ser un activo agente regulador del clima.
“Las áreas protegidas son la mejor herramienta de conservación que tenemos en nuestra caja de herramientas”, asegura el geógrafo británico.
No lo son.
Hay quienes creen que el calor de estos días nos acerca al infierno.
Así es.
Cada vez que tumban un árbol, nos aproximamos a calenturas infernales.
Es que, a pesar de todas las evidencias que nos presenta el clima, creados por los problemas de la deforestación, el ser humano no aprende o por algún interés monetario, no le importa que el bosque sea exterminado.
Quizás todavía es tiempo de reflexionar, es tiempo de evitar que las generaciones que vendrán no nos digan que fuimos irresponsables.
La siguiente es más que una información, una advertencia.
El bosque amazónico, así como avanza la deforestación, va a desaparecer irremediablemente y tiene fecha.
ADIOS BOSQUES
Gracias a datos obtenidos por el estudio realizado del Global Foresta Change sobre el avance de la deforestación en la amazonía entre el año 2000 y 2012, Mark Mulligan científico del King College de Londres, logró proyectar el año en el que se acabará la Amazonía. Una aproximación de acuerdo a la distribución de tierras cultivables, ampliación en las redes de carretera, entre otras que ocasionan que los bosques se estén talando.
De acuerdo a este estudio realizado por Center for Global Department, sólo para 2050 se perderán 289 millones de hectáreas de bosques en toda la Tierra, es decir, un área del tamaño de la India, el séptimo país más grande del mundo.
Con esta información el científico inglés realizó una proyección utilizando el mapa en el que se demostraba este avance. Para él la selva amazónica se perdería para siempre en el año 2260 con toda esta contaminación ambiental y el mal uso que se le da a sus bosques y a los recursos que se extraen en este territorio, a pesar que fueron más de 50 millones de años para que nuestra amazonía se forme.
Finalmente, el científico Mulligan lamenta estas proyecciones ya que asegura que la Amazonía proporciona innumerables servicios ecosistémicos, tanto como reserva de biodiversidad, sumidero de carbono (atrapa el dióxido de carbono en el ambiente), además de ser un activo agente regulador del clima.
“Las áreas protegidas son la mejor herramienta de conservación que tenemos en nuestra caja de herramientas”, asegura el geógrafo británico.
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