Una de las intenciones de La Hora del Planeta,
al pedir que se apague la energía de las ciudades durante una hora, el pasado
19 de marzo, fue echar luces sobre las especies y los ecosistemas que más
atención necesitan. A través de una votación online en la que participaron
nueve países de Latinoamérica, el oso andino –también llamado “oso de
anteojos”- recibió la mayor cantidad de votos entre las especies propuestas por
WWF-Perú, y fue elegido como la especie en estado vulnerable que más atención
requiere.
El Tremarctos ornatus es la única especie de
oso en Sudamérica. Vive en Venezuela, Colombia, los andes ecuatorianos, la
vertiente oriental de los andes en Bolivia, y en tres cordilleras andinas del
Perú. Ocupa una gran variedad de hábitat desde el desierto y matorrales a los
bosques y pastizales de altura, desde los 250 a 4,750 m.s.n.m, y viaja entre
los diferentes tipos de hábitat, siguiendo los patrones estacionales de los
recursos alimentarios.
El oso andino se encuentra en estado
vulnerable. Su principal amenaza es la pérdida y la fragmentación de su
hábitat, además de la caza furtiva. En el Perú, 200 osos andinos son cazados
cada año. Según el informe publicado en el 2008 por la Lista Roja de Especies
Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza,
UICN, “es probable que las poblaciones del oso andino disminuyan en más del 30%
en un periodo de treinta años”. De acuerdo con el inventario mundial, la
pérdida del hábitat de esta especie está en el rango del 2% al 4% por año.
Incluso en áreas protegidas, los osos son vulnerables a sufrir la destrucción
de su hábitat y a ser víctimas de la caza furtiva: “El desarrollo de carreteras
y el avance de la agricultura son particularmente dañinos porque disminuyen y
fragmentan su hábitat. La creciente minería y extracción de petróleo son
amenazas adicionales para esta especie”, advierte la publicación.
“El oso andino es un mamífero muy carismático,
inteligente y hábil”, asegura Heinz Plenge, fotógrafo de la naturaleza y
principal impulsor de la Reserva Ecológica de Chaparrí, en Lambayeque, que
alberga la población más densa de osos andinos de Sudamérica, con cuarenta
individuos registrados en 10 km. “Además de haberse adaptado a más hábitats que
cualquier otra especie de oso, ha evolucionado hasta volverse principalmente
vegetariano, por lo que no representa ningún peligro para las poblaciones
humanas que viven cerca. Es un animal muy especial”, asegura Plenge. En su
experiencia de quince años en Chaparrí, los esfuerzos dedicados a conservar el
hábitat del oso y a explicar a la población campesina la importancia de una
convivencia armónica con esta especie, es lo que ha logrado que los números de
osos en Lambayeque se recuperen.
Es debido a esto que WWF-Perú está gestionando
la primera etapa de un proyecto de conservación que se implementará a partir de
junio de este año. Esta primera fase se llevará a cabo en la zona de
amortiguamiento del Santuario Nacional de Tabaconas Namballe, en Cajamarca, que
fue creado justamente para proteger, entre otras especies, al oso andino. Por
un lado, se evaluará las preferencias de hábitat del oso de anteojos en el
santuario a través de un estudio de cámaras trampa; por otro lado, se realizará
un análisis de percepciones de las oportunidades y problemáticas de vivir cerca
a los osos, y se diseñarán propuestas de solución de posibles conflictos entre
la especie y la población local, que la Jefatura del Santuario Nacional de
Tabaconas Namballe pueda poner en acción. Los resultados de este proyecto se
entregarán al SERNANP y al SERFOR, y posteriormente, servirán para diseñar una
segunda etapa, una propuesta concreta de conservación del jaguar en el Perú.
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