jueves, 26 de mayo de 2016

EL BOSQUE AMAZONICO Y SUS FRUTOS


 El bosque amazónico peruano tiene un total de 78 millones 282 mil 60 hectáreas. De acuerdo a cálculos formulados por Foro Ecológico, 2 millones y medio de hectáreas fueron deforestadas para cultivar coca ilegal. De ese total, el 25% corresponde a zonas donde existen Territorios Indígenas y Áreas Naturales Protegidas.
Sobre volar el Alto Huallaga causa una impresión alarmante. Algunas versiones periodísticas señalan que la deforestación causa que cada minuto desaparezca el equivalente de 50 estadios de fútbol. En Brasil, la situación es más grave: Las imágenes satelitales muestran que la cantidad de bosque talado fue seis veces mayor entre un año y otro; perdió en un sólo mes unos 600 km² de selva.
Son diversas las causas de la deforestación de la Amazonía. Las proporciones gigantescas que se observan en Brasil obedece al deseo de grandes empresarios de sembrar soya y algodón. En Perú, las causas son más domésticas, a cargo de conductores individuales, pero de efectos igualmente devastadores: el tráfico ilegal de madera, el cultivo de coca ilegal y la minería ilegal.
Estas actividades, además de estar consideradas modalidades delictivas, no sólo restan miles de hectáreas anuales al frágil ecosistema amazónico. Cada árbol talado está en capacidad de producir diariamente dos vasos de agua. Cuando desaparece el bosque las fuentes de agua se secan y se producen las condiciones para que durante el invierno se produzcan grandes inundaciones.
Por su parte, los gobiernos locales, para afrontar la emergencia de inundaciones distraen recursos para construir defensa ribereña… se trata de dinero público que bien puede utilizarse en la promoción de la salud y de la educación para los pobladores.
El mayor impacto de la deforestación ocurre en las cabeceras de las cuencas. No sólo por los derrumbes sino fundamentalmente porque en las partes altas es donde se instalan los cultivadores ilegales de coca y con el objeto de incrementar la productividad, miles de litros de agroquímicos impactan negativamente el medioambiente.
La contaminación se agrava al momento de procesar la hoja de coca y convertirla en pasta básica. En el proceso, vierten millones de litros de insumos químicos controlados que terminan directamente en las cuencas de todos los ríos de la Amazonía. No se salva uno. El agua sigue el agua y por gravedad, y luego por filtración, contamina el agua que bebemos diariamente.
Lo más doloroso es la degradación de los suelos. La Amazonía es un ecosistema muy frágil, hemos dicho. Los suelos productivos son escasos y de poca profundidad. Cuando se afecta el bosque también se perjudica directamente a los agricultores que se esfuerzan por cultivar plátanos, papayas, cacao, café y cuanto cultivo lícito pueda prosperar. Si entendiéramos que el agua es un fruto que nos obsequia diariamente el bosque amazónico, quizá aprenderíamos a cuidarlo. Allí está nuestro beneficio.



No hay comentarios: