TIEMPOS MARAVILLOSOS, TIEMPOS DE
REFLEXIÓN
Quizás ,no es el momento de decir
y expresar lo que ahora me pasa, existen circunstancias en nuestra vida que nos
llenan de valor y decidimos respirar y expectorar la acidez que llevamos
dentro, claro no la acidez que nos perjudica, sino la acidez del cual necesita
nuestro sistema metabólico para nuestro proceso alimenticio, y en este caso la
acidez para expresar la armonía que viví, sentí, compartí, claro era tan
pequeño , así observaba mi entorno lleno de alegría que brotaba de mis dientes,
ohh mis dientes. Entonces aquellos tiempos de mi infancia super protegido por
papá y mamá, no permitían que nada me lastimara, desde entonces comprendí el
valor de una madre, el valor de un padre. Pasaron muchos años estaba ya grandecito,
alegría para mí, jugar en la escuela, compartir los gritos, las peleas, las
cóleras que son resultados de la convivencia con otros mundos que compartías
los días de clases.
Siempre fue celebrativo el día a
Mamá, elaborábamos cartas, cuadros, adornos con los materiales que
encontrábamos y nuestra profesora con toda la dulzura nos motivaba a escribir
frases para dedicarle a la mujer que nos da aliento de vida, esperanza y
protección. Así construí el valor del amor hacia mi madre…… ¡¡¡ Y para mi padre,
casi nada¡, muy poco se hablaba del valor del padre, bueno eso me paso desde mi
infancia ,el ausentismo del concepto de revalorar la importancia a papá fue muy
escaza.
Una mañana muy temprano escuche
voces de que papá tenía que viajar a Lima a visitar a unos familiares, después
de tantos días de ausencia, regreso de su viaje. Cuando llego mi padre, al
verlo entrar a casa lo primero que hizo es sacar de su maletín una pelota de
futbol de cuero totalmente nueva que compro para mí, vaya que alegría, en
ese instante aprendí a sentir la verdadera alegría que brotaba de mis ojos, me
sentí el niño importante, tan solo pensé que los futbolistas de mi pueblo
solo tenían derecho de jugar con una pelota de cuero y yo ya tenía la pelota,
jamás tuve acceso a patear una pelota así, y peor quién me compraría ¡mi
padre¡ me regalo, quizá él pensó o quiso que tendría inclinación por el
futbol como lo fue , él fue futbolista siempre participaba en los campeonatos
representando a su trabajo.
Al compás del tiempo también crecía, y mi
interés por la lectura aumentaba, leía revistas animadas de aquellos tiempos,
ya estaba en el 4to grado de primaria. Otra vez papá, lo vi cuando realizaba la
compra de una colección de cuentos acompañado de su diccionario a un vendedor
que de tiempo en tiempo visitaba los pueblos a ofrecer textos de diversas
materias ,compro la colección de cuentos para aprender a leer así pensó , desde
entonces comprendí que papá siempre será el vigilante, el defensor, el animador,
el bueno, muchas veces el malo, el ignorado, el criticado, él líder, pero es mi
padre quien con sus gestos invisibles sembró alegría en su engreído hijo.
Los años pasaron rápido, Estoy
viejo, asumo el papel lo que me dejo mi padre, trato de sembrar alegría en mis
hijos, ellos están lejos, por muchos factores ,siendo el más letal la
globalización que los controla a través de sus medios operativos, su presencia
es como un médico que por un momento visita al paciente para mirarlo y
recetarlo alguna medicina si el caso así lo requiera, y luego regresan a sus
actividades que el sistema les da, la nostalgia nuestra compañera eterna está
presente y tal vez no quiera irse .Por ahora en estos tiempos modernos,
es esperar que llega la primavera para sentir el aroma de las flores, los
cantos de las hermosas aves lo que nos anima a seguir respirando y esperar
,esperar la llegada de ese ser, tu hijo que tan solo su presencia te brinda los
átomos de oxígeno para la energía de tus células y continuar existiendo
,vigilando, observando, animándolos a buscar su libertad de los monstruos que
pretenden dominarlos, controlarlos y convertirlos en seres sumisos de este
sistema toxico para nuestros hijos.
También es verdad en nada se compara nuestra
presencia terrenal frente a las mujeres que son madres y padres a la vez, son
personas invencibles, que luchan por el bienestar de sus hijos, en este día de
reflexión, saludo a las mujeres que cumplen las funciones de padre que con
mucho amor y cariño hacen grandes a sus hijos.
Carlos Velásquez Sánchez
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