En muchas
ocasiones he trabajado con niños y niñas que han sufrido de acoso escolar o
Bullying. Cuando llegan a consulta generalmente se debe a que en la mayoría de
los casos, la situación se ha salido de control y la familia debe
enfrentarse a síntomas tales como: niños y
niñas que no quieren ir a la escuela, inventan enfermedades o pueden en
realidad llegar a pasar los síntomas al cuerpo y manifiestan dolores de
estómago y/o de cabeza frecuentes, padecen alergias repentinas, entre otras.
Otros síntomas pueden
relacionarse con cambios en la conducta: mienten, tienen
episodios de llanto y/o enojo sin razón aparente, muestran baja
tolerancia a la frustración. Los síntomas también pueden ser de índole emocional
como: tristeza, apatía, se muestran distantes,
distraídos, callados. A nivel académico,
pueden llegar a bajar el rendimiento, olvidan tareas, se muestran
distantes y apáticos para socializar.
Algunos
se muestran más insatisfechos con su apariencia física; de un
pronto a otro hablan de que no desean ser gordos, o no les gusta su color de
piel. La autoestima es baja y fluctuante. Manifiestan
sentimientos de inadecuación con respecto a su apariencia; pueden expresar que
se sienten feos, gordos, flacos… sin que necesariamente esto sea una así; lo
que nos hace pensar en que exista una distorsión de la realidad. En una ocasión
una madre me refirió que su pequeña a la hora del baño le insistía en que la
bañara mucho para que se le quitara el color negro de su piel.
En general, el
acoso escolar o bullying es un tipo de agresión que puede deteriorar de
forma permanente e irreparablemente a una persona.
Como
adultos, en ocasiones no tenemos claridad con respecto a la
manera de proceder y podemos llegar a cometer errores importantes en el
abordaje con nuestros hijos e hijas. Recordemos que el bullying o acoso escolar
se caracteriza por ser es cualquier forma de maltrato psicológico, verbal o
físico producido entre escolares o colegiales, de forma reiterada a lo largo de
un tiempo determinado.
Por esta
razón, deseo dejarle algunas recomendaciones a usted como padre o madre
de un menor que podría ser una víctima de bullying, o que ha pasado por una
situación así y que por supuesto desea asegurarse no volver a transitar una vía
tan dolorosa.
Recomendaciones para con la institución educativa
- Cuando usted identifique que
su hijo(a) atraviesa por una situación así, debe proceder a
presentar una denuncia; en primera instancia con
el docente a cargo (maestro-profesor guía). En
ésta, asegúrese de plantear el problema, citando las consecuencias que
esto ha generado a nivel emocional, académico y familiar. Solicite
seguimiento al caso y si existe un departamento de psicología o de
orientación, debe pedir se les refiera la situación para el debido
abordaje. Coordine una próxima reunión en donde se le comuniquen las
acciones que se han tomado y el seguimiento que se le da.
- En casos en donde los docentes no tomen
medidas, o no sean suficientes y la situación de acoso se siga dando, debe
ir planteando denuncias a las autoridades que
correspondan, siempre respetando las jerarquías: psicólogo u
orientador, coordinadores, directores, y los que sigan para arriba.
Asegúrese siempre de llevar todo el proceso bien
documentado.
- En caso de que el acoso ponga en riesgo la
salud física o emocional de su hijo (a), solicite que se
le separe del agresor. No se muestre amedrentado o temeroso
por reacciones de otras personas (padres, estudiantes, docentes,
otros) ; ante todo esta la seguridad de su hijo/a.
- Maneje las situaciones siempre con las
autoridades que competen. NUNCA intervenga usted
como adulto la situación con un menor, pues usted podría ser acusado a
nivel legal; además pueden acusarle por conductas que
probablemente usted esta denunciando, como la intimidación y las amenazas
verbales, uso de poder ….
- Asegure sobre todo nivel la integridad de su
hijo(a). En todos los países la legislación vela siempre por
el bienestar de los menores de edad.
- Solicite al centro educativo que se promuevan
actividades de prevención y rechazo al acoso escolar. Tuve la oportunidad
de trabajar en un caso en donde la escuela montó toda una campaña contra
el bullying; hicieron cine fórum, carteles contra el bullying,
escuelas para padres y madres en relación a la temática. Fue un éxito!
Recomendaciones a nivel familiar:
1- Escuche y valide el
sufrimiento de su hijo/a. Evite usar frases como: “No le haga caso”,
“ignórela”, “hágase el sordo”…. Esto solo refuerza el rol de víctima.
2- Bríndele
herramientas válidas para enfrentar este tipo de situaciones:
ponerles un alto de manera firme y segura, evitar llorar o mostrar debilidad
ante el acosador, buscar a algún docente para que denuncien la situación y
otras. Puede implementar el juego de roles para ensayar con ellas y ellos
posibles respuestas ante situaciones de acoso escolar.
3-
Insistan en el tema del respeto sin acudir a mensajes
contrarios como decirles que les contesten de la misma manera o que respondan
de forma agresiva ya sea física o verbalmente, pues de esta manera usted le da
a su hijo/a el mensaje de que la agresión se resuelve con agresión y de
alguna manera le dice que se convierta en eso que tantos problemas le genera en
este momento: en un bully.
4-
Revisen a nivel familiar cuáles patrones tienen en la
casa que refuerzan el rol de un víctima de bullying o el rol de acosador:
si en la casa se establece la agresión como una forma de solucionar conflictos
o de “corrección”; usted está emitiendo un mensaje muy peligroso a sus hijos e
hijas porque cuando los otros hacen algo indebido pueden usar
la violencia para corregir o demandar algo= bully o
acosador; O cuando me equivoco, cuando me pegan o agreden, no
reacciono porque esto es un medio avalado en mi casa para “corregir” = víctima.
Muchas mujeres que viven violencia doméstica la justifican a partir de decir
que ellas lo provocaron, que fue su culpa, que se merecían este castigo; esto
porque quizás desde niñas incorporaron que debían ser castigadas cuando
fallaban… ALERTA!!!
Recomendaciones en la relación madre-padre/hijo-hija
1- Fortalezca
la relación con su hijo/a. Muchos padres y madres refieren que se
dieron cuenta muy tarde de la citación que vivían sus pequeños. Hay familias en
donde la comunicación está muy deteriorada; los padres son
los últimos en enterarse de lo que les sucede a los hijos/as. Trabaje en
modificar estas situaciones y fortalezca la relación de confianza.
Escúcheles; debe buscar un espacio DIARIO para conversar con ellos y
ellas. Aunque no sean de mucho hablar. Busque acercarse mediante el
juego. Si usted no ha cultivado una buena relación, no espere que de buenas a
primeras se acerquen y abran su corazón. Aunque le suene duro, la confianza es
algo que se gana y se debe invertir en cuidados especiales para tener un buen
nivel de confianza.
2-
Aunque le suene extraño: pregúntele TODOS los días como fue su
jornada; busque que le cuente cualquier evento de acoso. Hágale
sentir que son un equipo y que puede sentirse seguro y acompañado en
esto que le acontece. No reaccione de forma pasiva o indiferente ante su dolor;
muéstrele que usted se ocupa de su padecer y que juntos pueden
resolverlo.
3-
NUNCA intervenga ni asuma las situaciones como si fueran suyas; mucho
menos si se trata de adolescentes. Una vez una madre me refirió que ante
la situación de acoso que vivía su hija, ella decidió esperar a la
salida del colegio a las compañeras que la acosaban y las amenazó para que no
siguieran molestando a su hija. Esto generó un problema aún mayor para la
adolescente, quien ahora se sentía expuesta y avergonzada ante todo el colegio
por la reacción de su mamá. Pasó a ser motivo de burla de más adolescentes pues
la empezaron a molestar y a acosar por la forma en la que la mamá había manejado
la situación. Aunque quiera protegerlos; debe usar las vías válidas para
hacerlo.
Proverbios
12:18 dice “Hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada; Mas la lengua
de los sabios es medicina.”
Para esas
palabras y actos que hieren y lastiman; actuemos como medicina para
el alma; curando las heridas del corazón y de las emociones con la dosis
de amor que nuestros niños y niñas necesitan.
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