Está bien ambicionar más
terrenos y mares. Una ambición sana, sin perjudicar a otros, es simplemente
cumplir mandatos genéticos de seres vivos. En cambio, está mal ambicionar
objetivos externos, si antes no valoramos los recursos internos.
El mar peruano ¿Está
siendo bien administrado? Las respuestas pueden ser variadas; sin embargo, a
muchos compatriotas no les parece correcto que la pesca se lleve a cabo en
completo desorden. Se pesca cuando no se debe hacer. Que inmensas embarcaciones
extranjeras rastreras se llevan los peces del altomar, dentro las doscientas
millas, sin que nadie diga nada, o las autoridades se hagan los ciegos y
sordos. Se hace harina, de pescado que es exclusivo para consumo humano. En fin,
¿Los peces del mar, reciben atenciones alimenticias y médicas necesarias, para
que puedan ser extraídas?
¿El mar peruano es
tratado como un recurso natural que realmente lo apreciamos, lo queremos?
Algunas personas dirán que sí; sin embargo, la realidad muestra aspectos
adversos. Las aguas del mar son convertidas en depósitos de basuras. Las aguas
del mar reciben millones de toneladas de residuos fecales humanos.
Las playas del mar
también tienen lo suyo. Partes de la inmensa playa son consideradas como
exclusivas para algunas personas que dicen ostentar jugosos recursos
dinerarios, en donde las otras personas, que son la gran mayoría, simplemente
no pueden acceder ¿Las playas del mar, así como algunos terrenos peruanos,
sirven para demostrar abierta discriminación entre peruanos? Hace poco, una
entidad, encargada dice de “formalizar la tenencia de la tierra”, con argucias
poco elegantes, ha sido utilizada para vender parte de estos costosos terrenos
a montos irrisorios, solo, por supuesto, a compañeros del partido político que
estaba en el Gobierno Nacional.
Las aguas de los ríos
llegan al mar, cargadas de restos fecales humanos, densas de suelos agrícolas y
en pequeñas cantidades.
Tratar el tema del mar,
no es mirar solo al mar como tal, es mirar el panorama general: Más allá de las
doscientas millas, el estado en que se encuentran las islas, la vida de los
peces, de los predadores, de los demás animales que viven en ese medio, de las
aves, de los microorganismos, es considerar la vida de los pescadores artesanales,
de las grandes empresas de pesca. Es mirar, las lluvias de la sierra y de la
selva. Es detenerse a pensar sobre la cantidad de agua contaminada que llega de
los ríos, quebradas y riachuelos. Es considerar sobre la cantidad de grasa, de
combustible de las embarcaciones. De la cantidad de basura procedente de los
navegantes. En fin, ya es momento de hacer un alto y unir los corazones y las
mentes de los peruanos para enrumbar el futuro del mar peruano, con la mejor
entrega humana a tan importante recurso. Si bien, quisiéramos más; pero,
tratemos mejor a la parte que ya tenemos, que ya está bajo nuestra
administración. Después de todo, este recurso, es de la naturaleza, es de Dios.
El hombre solo lo administra por el corto tiempo que dura su vida. Por eso, si
pensamos en más terrenos, en más mares, pensemos también en amar y tratar
mejor los terrenos y mares que ya tenemos.
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