Pasaron diez años tan rápido, como la brisa fresca
que acompaña al ocaso. Fue una comisión
de “alto nivel”, procedente de Lima, que informó a las autoridades de San
Martín, “las bondades” de la nueva norma legal, que permitirá aprovechar los
recursos forestales de manera integral, en base a un plan de manejo. ¡No será
extracción de madera! Ese término ya quedó en la historia. Con esta nueva norma
legal, el empresario tendrá que presentar un proyecto de manejo del bosque. No
será como hasta ahora (decían los funcionarios), que el concesionario se
dedicaba solo a extraer maderas de especies escogidas, destrozando decenas y
cientos de hectáreas; es decir, se hacía un desperdicio terrible del recurso
maderable. En adelante, el aprovechamiento no será solamente de la madera, sino
de los otros recursos forestales también. En las concesiones habrán viveros,
guardabosques, es decir, el bosque será manejado técnicamente, tomando en
cuenta el medio ambiente favorable que éste representa.
Ante la intervención, en el sentido de que con esa
norma legal o con otras más, el aprovechamiento de la madera será igual, se
fomentará el ingreso incontrolable de gente foránea, se harán chacras
provocando la deforestación masiva de los últimos bosques, se desertificarán
las actuales áreas boscosas, que los animales silvestres refugiados en aquel
último bosque simplemente desaparecerán y las fuentes de agua se secarán. Al
término de la intervención oral, llegaron los aplausos de jóvenes universitarios
y se presentó un cerco de funcionarios, para reclamar agriamente por la forma
de enfocar las cosas, en contra del proyecto normativo, en contra del
desarrollo de la selva; es más, lanzando miradas furibundas, cargadas de odio.
Una señorita se presentó con gesto poco amable, para solicitar el número
telefónico e indicar que pronto la comisión se irá a Saposoa.
La reunión en Saposoa fue más pedagógica, por el
tiempo y espacio disponible. Esta reunión al parecer fue en octubre o noviembre
del 2002. Como epílogo del cónclave, luego de interesantes opiniones de
autoridades y pobladores de la provincia de Huallaga, en el mapa satelital que
la comisión llevaba consigo, se determinaron los linderos de aproximadamente
cien mil hectáreas de reserva para conservación municipal, en la parte alta de
Saposoa, antes de llegar a la margen izquierda del río Huayabamba. La idea era,
que existieran siquiera esas cien mil hectáreas, con fines pedagógicos de las
futuras generaciones y sirvieran como el último refugio de los animales
silvestres de ésta provincia; pues, ya no existen otras áreas de bosques
naturales.
Anteriormente en Lima se daban las concesiones
forestales de la selva ¿Por qué no se daban las concesiones de la costa en la
selva? Al parecer, en la actualidad, las concesiones se dan en San Martín. ¿Es
beneficioso para la región? ¿Por qué tanta desesperación de concesionar los
últimos reductos boscosos de San Martín? ¿En qué le beneficia a San Martín? ¿A
quiénes benefician?
Los comentarios que pululan
en el ambiente urbano sobre este tema son: El profesor Ríos tenía resolución
regional de una concesión de conservación; pero, el documento tuvo poca
duración, porque fue derogado. Esa misma superficie se concesionó en ampliación
de área a una empresa maderera antigua; es decir, se hace fiesta y media con
éstos últimos bosques. En la oficina regional donde se hacen estos trámites
corren muchas cosas, aunque también ocurre algo similar en la sub región.
¿Quién dice algo? Shiiit. No se diga nada a nadie. Todos quedan en silencio.
Todo es color de rosa, jijijiji, jajaja. ¿Los últimos bosques? ¿Los animales
silvestres que tienen ese último bosque como refugio de vida? ¡Qué animales,
qué bosque! ¿Y los que acaparan cientos de hectáreas y venden a los que siguen
llegando en camionadas? ¿Y los que meten motosierra a diestra y siniestra solo
con el fin de acaparar, no importa cruzando las fuentes de agua? Shiiit. Todo
es color de rosa.
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