martes, 4 de octubre de 2011

CON AGRESIONES AL ARBITRO Y A JUGADORES

UTC DE CAJAMARCA GANO AJUSTADAMENTE AL HUALLAGA FBC POR 1 A 0 EN LA ENCAÑADA

Me pregunto ¿Que hubiera sucedido si nuestro representante sanmartinense el Huallaga FBC el pasado domingo en esta edición de la Copa Perú 2011 hubiera empatado o ganado en el Estadio ”José Carlos Mariátegui” de La Encañada (Cajamarca) al equipo del UTC de Cajamarca, en realidad no sé que hubiera pasado, ni pensarlo.
Ultimamente estas ediciones de la Copa Perú se viene llenando de violencia, ya que en este Estadio cajamarquino se registraron incidentes peligrosos como las agresiones al árbitro trujillano Chávez al término del primer tiempo por parte de los jugadores del UTC, inclusive ingresaron los jugadores suplentes y hasta los “recogebolas” a lanzar golpes, puñetes y balonazos al árbitro, por lo que tuvieron que intervenir efectivos policiales con sus escudos para proteger y trasladar a la terna trujillana bien resguardados hacia los camerinos en medio de los gritos, insultos y lanzamiento de proyectiles por parte de los hinchas del UTC.
Con este accionar agresivo de los jugadores del UTC , el árbitro Chávez pudo haber suspendido el partido ante la falta de seguridad en dicho Estadio.
Este partido era crucial para las aspiraciones del UTC, por eso es que salió al gramado en busca del triunfo a como de lugar, o sea como decían “a matar”.
El encuentro que se jugó en un ataque y defensa por parte de los sanmartinenses y cajamarquinos, se vio empañado en los primeros minutos por las acciones violentas y malintencionadas de los cajamarquinos que empezaron a repartir patadas y puñetes a diestra y siniestra a los jugadores claves como Max Armas, Miguel Carrillo, Frank Aivar y Pedro Cortez.
Luego al término del primer tiempo, sucede la agresión cobarde al árbitro por parte de los jugadores del UTC comandados por Aleman con actitudes matonescas y mentadas de madre, lo que hizo que permanezca la terna trujillana por unos diez minutos en el centro del campo de juego y siendo conducidos bajo los escudos protectores de los policías hacia los camerinos.
Al iniciarse el segundo tiempo, la terna trujillana salió al campo de juego en medio de una lluvia de proyectiles y agua lanzados por los hinchas del UTC.
Es así, como el árbitro Chávez, prácticamente salió a dirigir el encuentro en el segundo tiempo presionado y asustado por la hinchada cajamarquina que se portaron como “barras furiosas” y por temor a ser agredido nuevamente e incluso amenazado dirigió el encuentro permitiendo el juego vedado y violento de los cajamarquinos, que salieron a ganar este encuentro “sí o sí” y lo lograron a los 32’ con un gol solitario de Coba.
Desde ese instante, desaparecieron los “recogebolas” que fueron en número de diez que se llevaron los balones e inclusive una cosa curiosa que permitió el árbitro desde el primer tiempo, era que los “recogebolas” ingresaban al campo de juego a poner el balón en el área como si fueran jugadores y cuando se jugaban 42’ en el segundo tiempo, el cuarto juez de línea cajamarquino ya estaba marcando tiempo extra, el cual no se cumplió, por que el árbitro veía que Huallaga podía empatar y dio el pitazo final, para evitarse complicaciones.

Cabe destacar la actitud matonezca y mal intencionada del jugador Aleman quién se dedicó a patear, faulear y puñetear a los “otorongos”, ante la mirada asustada del árbitro, que permitía el juego violento.
Elevo mi enérgica protesta por la irresponsabilidad de programar este partido en un Estadio que no cumple con las condiciones de seguridad para estos partidos, ya que es un escenario sin garantías, que pudo haber ocasionado alguna tragedia, no solo contra los jugadores sino también contra la prensa sanmartinense, ya que este escenario no cuenta con las garantías necesarias.
Así que esperamos que los equipos que se clasifiquen a la siguiente etapa como Carlos A. Manucci, Universidad San Pedro, Universitario u otro equipo, tengan en cuenta este escenario deportivo, porque es peligroso jugar allí.

Guerra avisada no mata gente, y si mata, mata gente lerda.

Carlos Velásquez Sánchez

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