domingo, 9 de octubre de 2011

CONCIENCIA DE PRODUCCIÓN DE CALIDAD



Luis Ordóñez


Jaime es bodeguero desde hace treinta años. A las seis de la mañana está escogiendo maní, de medio costalillo comprado en el mercado central. Elimina los pedazos de tierra, de piedra, de granos secos y rotos. Tiene acumulado en un envase casi un kilo de ésta basura. “¿Por qué pues venden así?” habla Jaime en voz alta, con evidente muestra de molestia. Luego de una breve pausa continúa: “Yo en cambio, vendo productos de buena calidad”. Una señora, asidua cliente de Jaime, que llegaba al negocio, añade: “En el mercado, si no se está mirando, si no se le toca al producto, ya te están colocando un producto malogrado entre los buenos. Yo también me pregunto ¿por qué no eliminan los productos malos y venden solamente los buenos? Les falta conciencia de producción de calidad a nuestros comerciantes. Pienso que actuando de esa manera nos están faltando de respeto” aseveró la señora con energía. Luego añade:“Por esa razón, la mayor parte de los productos que utilizo en la cocina la compro en la bodega de don Jaime, aunque él es un poco malhumorado, nos atiende bien, con peso normal, a buen precio y todos los productos son sanos”. Jaime se deja soltar en suculenta risotada y añade: “está bien señora, gracias por la confianza, en efecto, usted es una cliente de muchísimos años. Y aprendí a ser justo desde niño. Mis padres eran firmes con la honestidad. Además, el negocio es una fuente de trabajo. Si trabajo de esa manera negativa, los clientes simplemente se irán a otro lado. Perderé mis clientes. Si yo vivo de éste trabajo, tengo la imperiosa obligación de cuidarle”. La señora agrega: “otros negociantes no lo entienden así”. Interviene Jaime: “Por eso no progresan, son conformistas, hasta malévolos por vender productos malogrados”.
Todo producto que se vende debe ser de calidad. La persona que compra un producto la hace con la seguridad de adquirir uno de calidad, que satisface lo que estaba buscando. Si el proveedor cubre esa satisfacción, entonces el cliente regresará cuantas veces necesita ese producto. De lo contrario, el cliente buscará otro proveedor. ¿Le conviene al productor o vendedor perder un cliente? Por supuesto que no; muy por el contrario, es política del proveedor buscar más clientes. Entonces, si piensa en vender, piense en calidad.

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