EL ATRACO. Las agujas del reloj
apuntaban las 3:00 de la madrugada cuando el propietario y administrador del
museo, Jorge Cox Denegri, dormía en su habitación (reside en el museo) con
tapones en los oídos para no escuchar el ruido proveniente de una discoteca
cercana.
En eso, abrió los ojos y se vio
rodeado de los delincuentes que lo encañonaron y luego le
amarraron los brazos y las piernas.
LO ROBADO. Los atracadores se
llevaron una computadora que almacenaba un catálogo con las más de mil piezas
que posee el museo, así como un registro fotográfico y documentos sobre la
historia de Chiclín y de los migrantes japoneses en el Perú.
Además, robaron una laptop, una
cámara digital, trípode, televisor de 42 pulgadas, celulares, mochilas,
maletines, perfumes y Mp4, entre otros objetos.
NO TOCARON LOS HUACOS. En un
inicio los hampones iban a robar las más de mil piezas que tiene el museo, pero
Jorge Cox Denegri los indujo a no hacerlo.
El agraviado aseguró a los
ladrones que un huaco llega a costar a lo sumo 50 soles, pero que todos los
objetos que se muestran en el museo se hallan registrados en el Instituto
Nacional de Cultura (INC); motivo por el cual les resultaría muy complicado
venderlos.Ante tal argumento, los ladrones optaron por no tocar las piezas antiguas.
Tres horas después, se retiraban
el inmueble con todo lo robado.
CULPA A HAMPONES. Jorge Cox
Denegri presume que los que le robaron son sujetos que meses atrás lo venían
extorsionando mediante el hilo telefónico.
Aseveró que le exigían 10 mil
soles a cambio de no atentar contra su vida ni la de su familia.
Dijo que los extorsionadores estaban
bien informados de su rutina, es decir, le estaba realizando reglaje.
Cabe indicar que los hampones no
tuvieron mucha dificultad para ingresar al museo puesto que este no cuenta con
muro perimétrico desde que se cayó en 1998 por el fenómeno del niño.
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