Investigadora
Fanny Cornejo lidera el equipo de Yunkawasi que defiende con pasión y estudios
a esta especie cuyo hábitat está en Amazonas y San Martín. La población de este
animal llega apenas a unas centenas. Merecen más atención de las autoridades.
Corosha es un pueblo que se esconde
entre las nubes. Un manto de bosques húmedos crece sobre sus montañas y en
ellos, además de ríos, quebradas y rondas campesinas, un grupo de pequeños
seres de pelaje color pardo, con hocicos blancos, una larga y gruesa cola
prensil, además de una mata de pelos amarillos en la cola, sobrevive en la
zona.
Estos movedizos habitantes que se
alimentan de frutos, hojas tiernas, flores e invertebrados; que se desplazan a
una altura de entre 10 a 18 metros en los árboles y viven en grupo de 7 a algo
más de 20 individuos; que se
reproducen cada 4 o 5 años, y llegan a tener solo una cría, viven en
constante peligro.
El mono
choro cola amarilla está entre los 25 primates más amenazados del mundo, según
la alerta de la Sociedad Internacional de Primatología.
Este animalito –que debería ser símbolo
de la región Amazonas y de nuestro país– se encuentra al borde de la
desaparición.
"Uno de mis temores es que
durante mi vida pueda ser testigo de la extinción de esta especie... Pues pese
a que hay muchas organizaciones tratando de proteger los bosques de nubes, hay
decisiones que escapan de nuestras manos. ¿Qué haces con toda la gente que
migra? ¿Qué haces con toda la corrupción en la industria maderera? ¿Qué haces
con la incapacidad de los gobiernos de hacer valer las leyes que prohíben la
caza y el comercio de monos o de mantener suficiente personal bien equipado en
las áreas protegidas por el Estado?".
Preguntas que se hace una de las
investigadoras más dedicadas y reconocidas de esta especie, la bióloga Fanny
Cornejo, integrante de Yunkawasi (casa de la selva), organización que promueve
con pasión la protección de la fauna y vegetación de los Andes
tropicales.
VIDA PARA
PROTEGER
La principal acción de Yunkawasi es el apoyo a la
comunidad campesina de Corosha, en la provincia de Bongará, región Amazonas.
La lucha de los pobladores fue para
que se declare “zona intangible” el
área donde nace la quebrada “Goquete” o “Hierba Buena”, que les provee del
recurso hídrico.
En junio del 2011 se le reconoció como
Área de Conservación Privada, el objetivo por el que luchaba Yunkawasi. Esta
decisión del Estado fue importante, pero no basta. La amenaza al hábitat del mono hace que su vida penda de un hilo.
Cornejo lo explica con claridad:
"El cola amarilla es arborícola, depende de los bosques para vivir, y no
de un árbol sino de un bosque continuo. Justamente por eso es que son muy
sensibles a la deforestación y fragmentación de sus bosques, pues ya no pueden
'comunicarse' con grupos de otro lado, y cuando llega la hora de que los
adultos migren, no pueden y quedan aislados".
Esto es particularmente peligroso a
largo plazo pues disminuye la variabilidad genética de los monos. Es decir,
empiezan a cruzarse con individuos emparentados y los genes recesivos empiezan
a aparecer. ¿Ello qué produce? Que se hagan susceptibles a enfermedades, taras
y debilidades.
EL PELIGRO
DE LA CAZA
La caza es otro riesgo. Y más con un
crecimiento de población muy lento, pues estos monos no se reproducen todos los
años. "Cuando esto ocurre, cuando los atrapan, sobre todo para venderlos
como mascotas, suele ocurrir que matan
a la madre (una hembra en edad reproductiva menos) y se llevan a la cría,
que no sobrevive, y si lo hace, no puede volver a su hábitat natural".
Reintroducirlos a su hábitat es otra
preocupación. Aunque muchos celebran cuando a un animalito rescatado de un
mercado o una jaula se le devuelve al bosque, los biólogos saben que no es
fácil, se requieren estudios previos. No se trata de abandonarlos a su suerte.
Cornejo lo explica: "Primero, no
se sabe de dónde exactamente es ese individuo. ¿Que no importa? Puede pasar lo
mismo que pasó cuando vinieron los españoles y trajeron la gripe: una buena
parte de la población nativa murió pues no tenían defensas ante la enfermedad.
O sea, se corre el riesgo de los males propios de la zona de origen del mono,
más las que puede haber adquirido en cautiverio".
MIGRANTES AL
ACECHO
Otra amenaza de estos monos es la
migración humana. Gente de las zonas andinas, principalmente Cajamarca, se muda
a estos bosques de la región Amazonas. Muchos de ellos venden sus tierras a
mineras y se desplazan, llegan a Amazonas eliminando bosques y haciendo
chacras, rompiendo el ecosistema. También amenaza al cola amarilla el problema
creciente del negocio ilegal de madera. ¿Resultado? Se fragmentan los bosques y
dejan sin hábitat a los monos.
Pero ante las amenazas, hay quienes
levantan sus voces en Corosha. Fanny Cornejo es una de ellas. Y también la
comunidad campesina. Entienden que hay que proteger la especie, promover un
turismo responsable y cuidar la rica biodiversidad. Un pedido, casi una
súplica, expresan: salvemos a la
naturaleza que es vida e identidad a la vez.
“EL PERÚ TIENE UNA GRAN RIQUEZA DE
PRIMATES Y HAY QUE CONSERVARLOS”
Experta en educación ambiental, la
ingeniera Fanny Fernandez Melo, enfatiza que el Perú tiene gran riqueza de
primates. Por eso, el 2008, con Yunkawasi se inicia el Programa de Educación Ambiental para
conservar primates peruanos.
"El programa ha desarrollado 340
talleres con 12.291 escolares; 25 talleres con 810 docentes y 30 talleres con
2.455 pobladores, en Amazonas, San Martín y Lima para valorar los bosques de
nubes y sus especies".
El mono fue descrito en 1812 por
Humboldt, quien solo vio pieles. No se sabía si existía, por lo que lo
calificaban de raro. En 1974 llega la expedición de Russell Mittermeier y
cuando regresaba vio una mascota. Fue el primer mono vivo jamás visto.
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