jueves, 1 de diciembre de 2016

POTITO LIMPIO


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Se refiere al ano, que es la desembocadura del conducto excretor del sistema digestivo, no solo del ser humano, sino también de los animales.

Claro que es un tabú. Pocas personas o casi nadie hablan del tema. Sin embargo, es un asunto prioritario en la vida humana actual.

Cuando niño, la mamá es la persona encargada en mantenerlo limpio: con papel higiénico, gasa, pañal y sobre todo lavándolo con agua y jabón. Con la punta del húmedo pañal, la mamá extrae los restos de excretas que se han regado por las vías urinarias y el órgano reproductor. Es preocupación fundamental de la fiel progenitora que esas partes del bebé se mantengan limpias. Ocurrieron casos de niños que han sufrido severas infecciones por el descuido de no mantener limpias estas partes. Los servidores de la salud persisten con ahínco en la realización de ésta actividad.

Cuando va creciendo la persona, deja de ser bebé y ya puede hacer sus cosas de manera independiente, se la deja este cuidado a ella. Generalmente el paso de una etapa a otra se da sin que ni progenitora ni hijo hayan cumplido un protocolo de traspaso. De a pocos, el pequeño va experimentando que se encuentra en condiciones de hacer sus cosas por su propia cuenta y hasta le ruboriza que la madre se entrometa en estos asuntos, considerados como muy personales. El tema de ésta limpieza ya no es tocado para nada porque posiblemente existen otros que son prioritarios. Se le deja al infante hacer lo que sabe y puede, dejándole libertad plena, porque ahora tampoco se deja limpiar por la mamá. A ésta altura, la limpieza generalmente se hace con papel higiénico en las ciudades, con hojas de plantas y coronta de mazorca de maíz en áreas rurales ¿Y el agua? “No, la limpieza con agua se hace a los bebés”, piensa la mayoría. Así pasa el tiempo todo el resto de vida de la persona, limpiándose sin agua ni jabón.

En realidad, la limpieza con agua y jabón es la única forma que realmente deja libre de restos de excretas la desembocadura del conducto excretor.

Aquí hay otro factor que tratar. Cuando la alimentación es correcta, según el mandato natural, con la ingesta de carbohidratos, proteínas y vitaminas, en proporciones correctas, en lo posible tal como provienen del centro de producción, con poca cocción y sin transformaciones químicas, la excretas alimenticias son expulsadas en su totalidad, casi sin dejar restos en ésta parte terminal, debido a que los alimentos son ingeridos con todas sus características naturales (incluidas las fibras). Sin embargo, esa forma de alimentación ahora parece una utopía, porque los alimentos ingeridos no son naturales sino alterados: fritos, químicamente transformados, licuados y colados para sacarles sus fibras ¿Qué digestión buena se espera con este tipo de alimentación? Además de generar enfermedades de corto y mediano plazo, la emisión diaria de excretas de todas maneras deja abundantes restos, que con papel u otros objetos no pueden ser limpiados en su totalidad. Entonces, de todas maneras la limpieza con agua y jabón se hace una práctica insustituible.

En cambio, en la sociedad pulula el tabú de éste tema como si se tratase de mamás y bebés, y no del resto de la población. Sin embrago, el asunto involucra a la totalidad de la comunidad. Se hace necesario el cultivo de la cultura del potito limpio de los seres humanos, de todas las edades y en todo el planeta. Los servicios higiénicos deben construirse con la inclusión del espacio y el equipo para el lavado con agua y jabón, la tasa debe tener la altura y la inclinación como para que la postura humana sea acorde al requerimiento natural que facilite la expulsión total. Paralelamente, realizar el fomento de una política de alimentación sana, lejos de las frituras y de las transformaciones químicas; por lo contrario, se debe insistir en el fomento de la ingesta necesaria de alimentos naturales, con sus respectivas fibras, tal como Dios manda.

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