domingo, 19 de junio de 2016

MI HIJO ES VICTIMA DE ACOSO ESCOLAR


En muchas  ocasiones he trabajado con niños y niñas que han sufrido de acoso escolar o Bullying. Cuando llegan a consulta generalmente se debe a que en la mayoría de los casos,  la situación se ha salido de control  y la familia debe enfrentarse a síntomas tales como: niños y niñas que no quieren ir a la escuela, inventan enfermedades o pueden en realidad llegar a pasar los síntomas al cuerpo y manifiestan  dolores de estómago y/o de cabeza frecuentes, padecen alergias repentinas, entre otras.
Otros síntomas  pueden relacionarse con cambios en la conducta: mienten, tienen episodios de llanto y/o enojo sin razón aparente, muestran  baja tolerancia a la frustración. Los síntomas también pueden ser de índole emocional como: tristeza, apatía,  se muestran distantes, distraídos, callados. A nivel académico, pueden  llegar a bajar el rendimiento, olvidan tareas, se muestran distantes y apáticos para socializar.
Algunos  se  muestran más insatisfechos con su apariencia física; de un pronto a otro hablan de que no desean ser gordos, o no les gusta su color de piel. La autoestima es baja y fluctuante. Manifiestan sentimientos de inadecuación con respecto a su apariencia; pueden expresar que se sienten feos, gordos, flacos… sin que necesariamente esto sea una así; lo que nos hace pensar en que exista una distorsión de la realidad. En una ocasión una madre me refirió que su pequeña a la hora del baño le insistía en que la bañara mucho para que se le quitara el color negro de su piel.
En general, el acoso escolar o bullying es un tipo de agresión que puede deteriorar  de forma permanente  e irreparablemente a una persona.
Como adultos,   en ocasiones no tenemos claridad con respecto a  la manera de proceder y podemos llegar a cometer errores importantes en el abordaje con nuestros hijos e hijas. Recordemos que el bullying o acoso escolar se caracteriza por ser es cualquier forma de maltrato psicológico, verbal o físico producido entre escolares o colegiales, de forma reiterada a lo largo de un tiempo determinado.
Por esta razón, deseo dejarle algunas recomendaciones a usted como padre o madre  de un menor que podría ser una víctima de bullying, o que ha pasado por una situación así y que por supuesto desea asegurarse no volver a transitar una vía tan dolorosa.
Recomendaciones para con la institución educativa
  1.  Cuando usted identifique que su hijo(a) atraviesa por una situación así, debe proceder a presentar  una denuncia; en primera instancia con el docente a cargo (maestro-profesor guía).  En ésta, asegúrese de plantear el problema, citando las consecuencias que esto ha generado a nivel emocional, académico y familiar. Solicite  seguimiento al caso y si existe un departamento de psicología o de orientación, debe  pedir se les refiera la situación para el debido abordaje.  Coordine una próxima reunión en donde se le comuniquen las acciones que se han tomado y el seguimiento que se le da.
  2. En casos en donde los docentes no tomen medidas, o no sean suficientes y la situación de acoso se siga dando, debe ir planteando denuncias  a las  autoridades que correspondan, siempre respetando las jerarquías: psicólogo u orientador, coordinadores, directores, y los que sigan para arriba. Asegúrese siempre de llevar todo el proceso  bien documentado.
  3. En caso de que el acoso ponga en riesgo la salud física o emocional de su hijo (a), solicite  que se le separe del agresor. No se muestre amedrentado o temeroso por  reacciones de otras personas (padres, estudiantes, docentes, otros) ; ante todo esta la seguridad de su hijo/a.
  4. Maneje las situaciones siempre con las autoridades que  competen. NUNCA intervenga usted como adulto la situación con un menor, pues usted podría ser acusado a nivel legal; además pueden acusarle por   conductas que probablemente usted esta denunciando, como la intimidación y las amenazas verbales, uso de poder ….
  5. Asegure sobre todo nivel la integridad de su hijo(a). En todos los países la legislación  vela  siempre por el bienestar de los menores de edad.
  6. Solicite al centro educativo que se promuevan actividades de prevención y rechazo al acoso escolar. Tuve la oportunidad de trabajar en un caso en donde la escuela montó toda una campaña contra el bullying;   hicieron cine fórum, carteles contra el bullying, escuelas para padres y madres en relación a la temática. Fue un éxito!
Recomendaciones a nivel familiar:
1-    Escuche y valide el sufrimiento de su hijo/a. Evite usar frases como: “No le haga caso”, “ignórela”, “hágase el sordo”…. Esto solo  refuerza el rol de víctima.
2-    Bríndele herramientas válidas para enfrentar este tipo de situaciones: ponerles un alto de manera firme y segura, evitar llorar o mostrar debilidad ante el acosador, buscar a algún docente para que denuncien la situación y otras. Puede implementar el juego de roles para ensayar con ellas y ellos posibles respuestas ante situaciones de  acoso escolar.
3-    Insistan en el tema del respeto sin acudir a mensajes contrarios como decirles que les contesten de la misma manera o que respondan de forma agresiva ya sea física o verbalmente, pues de esta manera usted le da a su hijo/a el mensaje de que la agresión se resuelve  con agresión y de alguna manera le dice que se convierta en eso que tantos problemas le genera en este momento: en un bully.
4-    Revisen a nivel familiar cuáles patrones tienen en la casa que refuerzan el rol de un víctima de bullying o  el rol de acosador: si en la casa se establece la agresión como una forma de solucionar conflictos o de “corrección”; usted está emitiendo un mensaje muy peligroso a sus hijos e hijas porque cuando los otros hacen algo indebido pueden  usar la   violencia para  corregir o demandar algo= bully o acosador; O cuando me equivoco, cuando me pegan o agreden,   no reacciono porque esto es un medio avalado en mi casa para “corregir” = víctima. Muchas mujeres que viven violencia doméstica la justifican a partir de decir que ellas lo provocaron, que fue su culpa, que se merecían este castigo; esto porque quizás desde niñas incorporaron que debían ser castigadas cuando fallaban… ALERTA!!!
Recomendaciones en la relación madre-padre/hijo-hija
1-    Fortalezca la relación con su hijo/a. Muchos padres y madres refieren que se dieron cuenta muy tarde de la citación que vivían sus pequeños. Hay familias en donde la comunicación  está  muy deteriorada;  los padres son los últimos en enterarse de lo que les sucede a los hijos/as. Trabaje en modificar estas situaciones y fortalezca la relación de confianza. Escúcheles; debe  buscar un espacio DIARIO para conversar con ellos y ellas. Aunque no sean  de mucho hablar. Busque acercarse mediante el juego. Si usted no ha cultivado una buena relación, no espere que de buenas a primeras se acerquen y abran su corazón. Aunque le suene duro, la confianza es algo que se gana y se debe invertir en cuidados especiales para tener un buen nivel de confianza.
2-    Aunque le suene extraño: pregúntele TODOS los días  como fue su jornada;  busque que le cuente cualquier evento de acoso. Hágale sentir que son un equipo y que puede sentirse seguro y acompañado en esto que le acontece. No reaccione de forma pasiva o indiferente ante su dolor; muéstrele que usted se ocupa de su  padecer y que juntos pueden resolverlo.
3-    NUNCA intervenga  ni asuma las situaciones como si fueran suyas; mucho menos si se trata de adolescentes. Una vez una  madre me refirió que ante la situación  de acoso que  vivía su hija, ella decidió esperar a la salida del colegio a las compañeras que la acosaban y las amenazó para que no siguieran molestando a su hija. Esto generó un problema aún mayor para la adolescente, quien ahora se sentía expuesta y avergonzada ante todo el colegio por la reacción de su mamá. Pasó a ser motivo de burla de más adolescentes pues la empezaron a molestar y a acosar por la forma en la que la mamá había manejado la situación. Aunque quiera protegerlos; debe usar las vías válidas para hacerlo.
Proverbios 12:18 dice “Hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada; Mas la lengua de los sabios es medicina.”
Para esas palabras y actos  que hieren y lastiman; actuemos como  medicina para el alma; curando las heridas del corazón y de las emociones  con la dosis de amor que nuestros niños y niñas necesitan.


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