miércoles, 23 de junio de 2010

SAN JUAN , SAN JUAN


( William Gallegos Arévalo )

La fiesta más simplona en nuestro país, y quizás del mundo, es la de San Juan que celebran los chazutinos, de la forma más tradicional y pendenciera. Es el evento cumbre de la ocurrencia de un pueblo, original en su idiosincracia, como sublime en su esperanza. El chazutino, es el pendejo más simpático y noble que se conoce y con esa alma noble de pueblerino.

No sabemos, cuando nació la idea del Sán Juan, Sán Juan (acentuado el Sán), una manera de anticiparse a la celebración para arrancar la fiesta en la madrugada del día 24 de junio, con una pandilla de simplones recorriendo las calles y bromeando con la clásica picardía propia del chazutino. La Fiesta de San Juan, arranca con un tropel de niños, jóvenes y adultos, recorriendo las calles a las 3.00 a.m., gritando sus verdades a la gente, y la gente se toma sus precauciones o se prepara para chismosear y descubrir los defectos de los vecinos, gracias a la perspicacia de los husmeadores locales, excelentes en su trabajo, que se saben la vida de todo el mundo, antes que los mismos interesados se enteren. No quiero decir con esto, que el chazutino sea chismoso, sino que, a estos simpáticos “playabuchis” les gusta la verdad. Este tropel, pandilla de majaderos, arranca su maratón en el Barrio Huayco, en la quebrada de Pasiquihui y recorre la calle principal hasta el Chazutayacu, un tramo de 2 kms. con una treintena de jodidos, gritando y jodiendo al mismo tiempo. El coro de la multitud arranca: ¡Sán Juan! ¡Sán Juan! y cualquier voz solitaria grita: ¡La Arcadia es asna raca!, y el coro nuevamente ¡Sán Juan! ¡Sán Juan!. Y así de esta forma, el ejército de bromistas, inicia la fiesta en el frío amanecer y en esta sinfonía de gritos, cada quién pretende, ser el más ocurrente, gracioso y valiente, diciéndole sus cosas a quién lo merece.

Los pandilleros toan aliento ¡Sán Juan! ¡Sán Juan! y la voz solitaria nuevamente: ¡Del Mashico su pico ya no enfada! y la multitud enardecida ¡Sán Juan! ¡Sán Juan! y una voz cruda más adelante: ¡Sán Juan! ¡Sán Juan! seguido de:¡el Jacinto es bengoyado! y el, tropel nuevamente ¡Sán Juan! ¡Sán Juan!, y otra cuadra más adelante: ¡A la Zenaida le gusta filocatre! Y ¡Sán Juan! ¡Sán Juan!. Y con esta liturgia de gritos vienen acusaciones y adevertencias como: ¡El Olegario ha comprado su título en Tarapoto! ¡El Ushico es uquero! ¡El Alcalde es un inútil! ¡Oye, Juanito, a tu hija ya le van a hacer huir!, etc. De este modo, las fiestas de San Juan,se convierten para algunos vecinos en pura diversión y angustia para otros,pues casi nadie se escapa de esta venganza pública, donde se denuncia cordialmente y sin mala intención las debilidades de la gente.

Es una forma de sanción para el chismoso ó “llevandero”, el tacaño o mishico, la hembra shicshirabo, el runamulero, el borrachín, el ashiullito, el cashacushillo, el desleal, el ingrato, el farsante, el juez injusto, el policía abusivo, conchudo y prepotente, el burócrata incompetente y franelero, mezclándose con la joda propiamente dicha.

El Sán Juan, Sán Juan, podría difundirse como forma de sanción, antes de estar pegando o asesinando Alcaldes o pidiendo las revocatorias. Es una forma original respecto del Fuente Ovejuna clásico, la renuncia “voluntaria” del sanjuaneado sería el paso siguiente. ¡Los aprendices de polìticos están jodiendo San Martín! ¡Los ayayeros y soplones se reparten los cargos públicos!,¡Algunas Instituciones son manejadas por las argollas!. Y a todos ellos sus: Sán Juan, Sán Juan y horas más tarde a comer el rico Juane con su inguiri saca lágrimas.

Carlos Velásquez Sánchez

No hay comentarios: