Entre los hechos que conmovieron a la Región de la Selva podemos mencionar el descubrimiento del río Amazonas, la expedición al reyno de el Dorado, el apogeo del caucho y estos descubrimientos han dejado huellas aún en la imaginación popular selvática.
El río Amazonas fue descubierto por Francisco de Orellana en 1,542 como secuela de una expedición organizada pòr Gonzalo Pizarro en pos del reino de la Canela y el Dorado. Orellana puso a este inmenso río el nombre de Amazonas, porque según el relato de Fray Gaspar de Carvajal compañero de aventura del Capitán español, en uno de los lugares del largo y azaroso viaje se trabó en combate con indios dirigidos por mujeres, que le trajo a la memoria a las amazonas belicosas de la mitología griega. Un indio tomado prisionero les contó sobre aquellas mujeres guerreras, cuenta Fray Gaspar: “Residían tierra adentro. El Capitán le preguntó si estas mujeres parían, el indio les dijo que sí. El le dijo que como no eran casadas, ni residía hombre entre ellas, se empreñaban cuando participaban con indios en tiempos y por la fuerza los traían a sus tierras y los tenían consigo todo el tiempo que se les antojaba y después que se hallaban preñadas, los enviaban a sus tierras sin hacerles daño.
Y después cuando parían, si parían hijo hombre lo mataban y si era mujer, la criaban con solemnidad y le enseñaban las cosas de la guerra y que estaban bajo el mando de una señora guerrera llamada COÑORI, y también contaba que si algún indio se iba voluntario a las tierras de las amazonas, debía de ir muchacho y solo salía de allí, ya anciano”.
Lope de Aguirre se convirtió en personaje terrible de la expedición al reino de el Dorado (1,559) que comandaba el Capitán Pedro de Ursúa y se decía que en el País del Dorado abundaba el oro, las casas y las calles eran de oro y que el Rey después del baño se cubría el cuerpo con polvo de oro y que aquellos hombres los Marañones no pudieron hallar ese país.
Lo que ocurrió con ellos fue una espantosa orgía de sangre y muerte desatada por Lope de Aguirre. Este se rebeló contra todos, contra el Rey y contra su Dios.
Lope de Aguirre, ya en la dura travesía exploradora vio que el Dorado era solo una ilusión, aprovechado como señuelo y mentira por el Virrey del Perú Andrés Hurtado de Mendoza para así deshacerse de muchos hombres que participaron en la Conquista del Perú y en las guerras civiles entre españoles que vagaban sin trabajo constituyendo un serio problema para el Gobierno.
Moyabamba la ciudad fundada por los españoles en la Selva Alta, fue el lugar donde se reunieron los expedicionarios. Allí apareció desde lejanas tierras, cojeando Lope de Aguirre con su hija Elvira una mesticilla de 15 años de edad y la aragonesa Torralba su amante, aya de la niña.
Pedro de Ursúa llevaba también una amante, la bella Inés de Atienza y algunos de los demás hombres que llevaban otras mujeres.
Inés de Atienza fue asesinada y la misma Elvirita por su propio padre ya derrotado, para que no sufriera el ultraje de sus enemigos.
De Moyabamba salieron a establecerse en la Provincia de Los Motilones (indios rapados a navaja), como dice en su Carta Lope de Aguirre, para construir las embarcaciones y seguir adelante por el río Huallaga.
Estos hombres sedientos de oro, de riquezas, incursionaron por todo el extenso Valle del Huallaga Central en que se encontraban. Además en esta zona ya existía la población de Saposoa (Santa Cruz de Sapocobar) fundada por los españoles.
La imagen de Lope de Aguirre, a pesar de los siglos, aùn está latente en el alma del pueblo, el Pongo o Salto del Huallaga lleva su nombre: Pongo de Aguirre. Por aquí pasó la flotilla de balsas de la expedición y en una roca de dicho Pongo, no se sabe como Lope de Aguirre grabó sus iniciales: L. A. y debajo una V (Virrey).
Dicen también que allí mató a una pareja de cóndores que atacaban a los navegantes y que estos cóndores vivían en la cumbre del cerro ribereño Cundurhuasi o Huamanhuasi (Casa o Morada de Còndores o Aguilas)
Lope de Aguirre y sus hombres se escondieron tras costales de arena en la balsa y cuando los cóndores se abalanzaron, los mataron con sus espadas.
Se cuenta asimismo, que un hombre vestido de fierro negro y con una espada llegó a una población cuyos habitantes eran pacíficos, aterrorizados huyeron. Una bellísima mujer dicen, acompañaba a un hombre extraño.
La población desapareció misteriosamente tragado por una Laguna y tal es el caso de la antigua ciudad de Saposoa, a la que las gentes de la actual ciudad del mismo nombre llaman la “Saposoa Perdida” o “Sapo Perdido” y aquel hombre vestido de fierro negro y la hermosa mujer que le acompañaba era Lope de Aguirre y su hija Elvira de la desgraciada expedición de los marañones que precisamente tuvo uno de sus principales campamentos en el lugar donde hoy se halla en pueblo de Tingo de Saposoa a orillas del río Saposoa y cerca de una desembocadura en el río Huallaga.
Durante los últimos años del siglo XIX y comienzos del siglo XX, el descubrimiento del caucho y su auge produjo una intensa conmoción en esta Hoya Amazónica.
Hombres y mujeres migraban de la Selva Alta y de los vecinos departamentos serranos de Cajamarca y Amazonas a la Selva Baja, iban atraìdos, cegados por el fulgor del caucho, en la que muchos se enriquecieron, mientras que otros caìan vencidos por la explotación, las enfermedades y otros factores.
Iquitos, fue el centro de ese esplendor con cimientos de barro, vida, muerte, oro y sangre en la profundidad de los bosques. Hasta que todo se apagó como un fuego fatuo en una noche tempestuosa de la propia selva.
Y así la fugaz fiebre del caucho despobló algunas ciudades de la Selva Alta, barrios enteros quedaron desiertos y dejó en el alma del pueblo fascinantes historias y su encanto, su hechizo que aún no se ha perdido en nuestra Selva.
Y después los hombres buscaron ansiosamente en la inmensidad de la Selva otros árboles gomeros, explotando así entonces la balata (especie de gutapercha), el leche caspi (cuyo látex se utiliza en la preparación del chicle), pero el esfuerzo o mejor dicho el sueño quedó allí nomás. Igual cosa sucedió después con el barbasco sueño también momentáneo en nuestra Selva.
Y ¿AHORA? ¡Qué! La coca, el cacao, café, arroz, algodón, palmito y sacha inchi. Parece que sí, pero con buenas Autoridades que se preocupen por los Campesinos y las áreas rurales. Sino PEOR VA A SER.
Carlos Velásquez Sànchez
No hay comentarios:
Publicar un comentario