miércoles, 14 de diciembre de 2011

EL FRACASO DE LOS MONOPOLIOS


Luis Ordóñez

La libertad es el preciado don del ser vivo. En los últimos tiempos, las estructuras políticas, administrativas de los estados, están orientadas a la formación de monopolios para la prestación de los servicios básicos de las comunidades. Si la prestación de esos servicios fuera de calidad, no habría razón de murmurar, menos escribir estas líneas.
Primero, la energía eléctrica nos la da una empresa (repetimos: UNA). El servicio es de pésima calidad. El cobro por el servicio es elevado, extremadamente alto. El mal servicio no es de hoy ni de ayer; sino, data de decenas de años. ¿Hay un plan claro de abastecimiento de éste servicio en el tiempo, tomando en cuenta el crecimiento vegetativo de la población? Respuesta NO. Al menos, los pobladores no conocemos. Un plan que nos diga: El año 2020, la población será de tanto habitantes, el consumo per cápita por habitante será de tanto, por ello, vamos ha generar energía de tanta cantidad, para satisfacer dicha demanda. El financiamiento de las obras será por tal o cual fuente.
El servicio de energía es pésimo por que se corta a cualquier hora, sin previo aviso, como consecuencia se malogran artefactos. Si embargo, el monto facturado no baja. El monto sigue en aumento imperativo. Cuando hacemos llegar nuestra queja, quien tiene la razón no es el cliente, sino el personal que atiende, generalmente con modales autoritarios. No caería mal una dulce sonrisa al cliente preocupado.
Segundo, la telefonía brinda un pésimo servicio. Las llamadas se cortan a cada rato. En cambio, las facturas siempre van en aumento. Además, hay llamadas que molestan a cada instante solicitando más minutos por más precio. No brindan un buen servicio y encima quieren vender más ese mal servicio.
Tercero, el servicio de agua potable es deficiente. Hay cortes intempestivos y solo se abastece por horas a tas comunidades. Sin embargo, por esas horas las facturas no son exiguas. Se desconoce la existencia de un plan regional de abastecimiento de agua a los poblados de San Martín; en cambio, los “genios” del congreso ya han dispuesto el uso de las aguas para la costa. NO tenemos agua para nosotros mismos y ya nuestros “elegantes” legisladores han aprobado la ley corina. La ejecución de los proyectos de agua y desagüe debe comprender además, la laguna de oxidación; y mucho mejor, la planta de tratamiento de aguas servidas; es decir, volver a usar las aguas para el pueblo y los residuos sólidos para abonar los campos de cultivo. Pero, deben fijarse y respetarse muy bien las fajas marginales, las cabeceras de las fuentes de agua y los ojos de agua, a fin de garantizar la provisión natural del líquido elemento. La fijación y respeto de estas fajas marginales, cabeceras y ojos de agua debe ser política de estado. Significa, que la custodia debe ser con la Policía Nacional y la comunidad organizada. De lo contrario las supuestas batallas por el agua son simples argucias quijotescas, blandiendo la espada al viento subjetivo.
En San Martín nos complace ostentar fuentes de agua, que discurren por sinuosos cauces hasta las profundidades del océano Atlántico, sin que aún los habitantes hagamos alarde de proyectos integrales que brinden satisfacción de necesidades como el agua para consumo, el agua para la energía eléctrica, el agua para la irrigación de campos de cultivo. Cuan pronto los verdaderos sanmartinenses podrán enfilar su basta batería de conocimientos para el uso integral de sus recursos, como el agua, para garantizar eficiente servicio, quedando en otrora, uso de mendrugos sorbos de agua, como muriendo de sed habiendo tanta agua.
Quedase claro, los monopolios de agua, telefonía y energía eléctrica, tocaron techo con ineficientes servicios, mientras los pobladores sufrimos en demasía en doble partida: por la carencia; y, por la elevada tarifa. Hay cuatro caminos a andar pronto: parchar los actuales servicios a fin de menguarles algo; darle trato de calidez al usuario siempre; romper el monopolio, que hayan más de dos operadores de energía eléctrica, de agua, de telefonía, totalmente independientes. Elaborar planes de largo alcance, usando adecuada y sosteniblemente los recursos existentes

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