martes, 2 de febrero de 2016

EL FARISEISMO POLITICO

El realismo mágico de García Márquez palidece frente al alucinante lanzamiento de 19 candidaturas en pos del sillón presidencial del Perú. Esto visualiza una clara expresión de la crisis política peruana y su falta de institucionalidad, con el consecuente fraccionamiento, dispersión y volatilidad del sistema de partidos.
Muchos afirman que la clase política peruana padece de esquizofrenia, con políticos de conductas incoherentes y alianzas contra natura, con tránsfugas y oportunistas innombrables, caudillos de pacotilla sin convicciones ni propuestas viables.
Con partidos que son simplemente cascarones con membretes inflados, que carecen de ideario y doctrina política, sin organización de bases, muchos de ellos con acusaciones o sospechas de estar ligados al narcotráfico y la corrupción.
La política convertida en una gran feria de promesas y propuestas demagógicas que supone alevosía y premeditación, a fin de acceder al poder para usufructuarlo en provecho propio. El Estado como botín y repartija.
La ausencia de ética en los políticos tradicionales, nos avizora la venta de conciencias y principios por una cuota efímera de poder.
Tienen como buque insignia a la Confiep, como bandera el neoliberalismo, como escudo el libre mercado, como consigna la manipulación, y como arma un pueblo aletargado con vocación amnésica que ha perdido el poder de indignación, al cual hay que darle circo para que las masas se aquieten.
La campaña electoral se reduce a la captación de votos, seduciendo al electorado con sonrisas y besos fingidos, fotografías con niños si son pobres mejor, degustar potajes del pueblo guardando el mal gusto que sienten, bailar, aunque hagan el ridículo, hacer bromas y decir frases cliché, vestirse a la usanza de los pueblos rurales para parecer sin ser. Proyectando una imagen burlesca y oportunista.
Organizan rifas, polladas, bicicleteadas, regalan víveres y chucherías a los pobres buscando comprar votos. Aprovechan las necesidades y la pobreza con fines políticos, siendo una estrategia inmoral ya que ellos tienen el dinero y la comida y los pobres el hambre.
Una lluvia de promesas acompaña la comparsa electoral: el tren bala, educación gratuita, aumento de sueldos, más carreteras, más lozas deportivas etc., etc. pero se olvidan pronunciarse o debatir sobre la corrupción y el narcotráfico que opera en el país, la conflictividad social latente, la minería ilegal, la contaminación y destrucción de los recursos naturales, la falta de agua, la informalidad económica, entre otros temas importantes.
La demagogia y la hipocresía en plena acción, para continuar con más de lo mismo, un neoliberalismo a ultranza sin cambios ni propuestas, que augura un gobierno continuista e ineficiente donde siga campeando la corrupción.
Alguien dijo, que en este país para ser conservador hay que ser un idiota y para ser reaccionario hay que ser un canalla.
Pero no todo está perdido, hay una candidata joven que tiene las manos limpias, que no ha sido contaminada por la demagogia ni la corrupción, nos propone un programa transformador a favor del pueblo con justicia social.
Ella es Verónica Mendoza, del Frente Amplio, cusqueña, antropóloga, psicóloga y educadora, conocedora de la realidad peruana, una mujer honesta con principios sólidos, una luchadora social.
A pesar de no tener los recursos financieros y el apoyo mediático, está dando la lucha frente a los caimanes políticos.
Espero que tengamos la lucidez y sensatez suficiente para optar por el cambio y la renovación. Que la amnesia y el conformismo no paralice nuestras conciencias porque nuestra dignidad y moral está en juego.

“Una Nación de borregos merece un gobierno de lobos” (E. Murrow).

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