miércoles, 1 de junio de 2011

El fin de la humanidad

Un predicador norteamericano, puso en ascuas a mucha gente al anunciar que el 21 de mayo pasado se ”acabaría el mundo”; por supuesto que no fue así y en Venezuela la mayoría lo tomó como broma, ya que no es la primera vez que estos augurios se formulan. Indiscutiblemente que el planeta Tierra algún día tendrá que perecer, porque es una ley natural inexorable, la de nacer, crecer y morir, así mismo que todo lo que comienza tiene un final. Los misterios acerca de esta información que a muchos preocupa, son numerosos; que si Nostradamus lo predijo, que si en la pirámides egipcias está escrito, que si San Malaquías lo fijó para el comienzo del segundo milenio, etcétera.
Otros aseguran que cuando el sistema solar se encuentre en el paso de la Era de Piscis a la de Acuario, desaparecerá la humanidad; en fin muchos pronósticos agoreros, que muchos nigromantes y otro tipo de estafadores de la ignorancia –como el reverendo Canning que se hizo de una pequeña fortuna por sus anuncios-, que se valen de mil argucias para realizar sus trapisondas; ¡estén tranquilos! que cuando el final total llegue muchos de nosotros no estaremos en condición de apreciarlo. En el Apocalipsis bíblico se afirma que la vida en la Tierra desaparecerá, y habrá nuevo cielo y nueva tierra, una vez que el jinete del corcel blanco cumpla su misión de exterminio y hasta aparezca una nueva Jerusalén.
En otro orden de ideas, la Tierra está siendo destruida por la inconsciencia de todos nosotros, aceleradamente se ha super poblado; se afirma que para el año 2600, la densidad será de 3 habitantes por metro cuadrado; y el hambre que hoy agobia a gran parte de la población habrá alcanzado proporciones desmesuradas, que provocará hecatombes; otro tanto se producirá por la escasez de agua, que generará conflictos bélicos con desenlaces imprevisibles.
La contaminación y destrucción del medio ambiente, ya nos acogota; se derriten los polos, asimismo los glaciares, el calentamiento global ya se siente; en menos de 30 años la temperatura de la superficie se ha elevado en casi 2 grados. La atmósfera sigue recibiendo gases venenosos que expelen las grandes chimeneas de las industrias, los tubos de escape de millones de vehículos siguen lanzando sus letales fluidos; las aguas servidas, residuos radioactivos altamente tóxicos, el humo de cigarrillos y otros productos tabáquicos, el tráfico aéreo y marítimo, los aerosoles y otros residuos, y los derrames del “excremento del Diablo”, acaban con al vida del noble “planeta azul”.
Los delicados equilibrios ecológicos se han roto, millares de especies de la fauna y de la flora desaparecen a velocidad vertiginosa; las peligrosísimas centrales nucleares amenazan seriamente la vida de la humanidad; y sin embargo hay mandatarios inconscientes que prosiguen tercamente en su carrera de desarrollar la tecnología nuclear con fines meramente políticos y de dominio armamentista.
Lo que termina de suceder en la planta nuclear de Fukuyima en Japón, y lo que sucedió en Chernobyl, hacen pocos años (1986); son los patéticos ejemplos de estas generadoras de energía y sus deplorables resultados, aunque hay que reconocer que algunos países “desarrollados” han ordenado apagar sus centrales nucleares, pero otros hacen caso omiso de estas amenazas y prosiguen en sus inconfesables planes. También debemos nuevamente señalar el diabólico proyecto norteamericano “Haarp”, el cual denunciamos en una serie de artículos de prensa el año pasado; que ha producido el descalabro climático a nivel mundial. Estos son los riesgos que desembocarán en un holocausto termonuclear, o algo peor, y así se producirá el fin de la humanidad.


Miguel Azpúrua desde Venezuela

No hay comentarios: