Escribe: Lic. Enrique Silva Zafra
“Voyá”, última producción literaria escrito en 1978 por Francisco Izquierdo Ríos es un libro de rara sencillez, exento de vanos adornos, donde la palabra florece en su esplendorosa dimensión comunicativa. Fruto de su largo recorrido por todas las rutas de la Patria, portando siempre sus inquietudes literarias como parte de su equipaje esencial, reúne en este libro un manojo de cuentos escritos cual si estuviera conversando, calladamente, con el lector.
Ha escogido un título revelador de su fina sensibilidad. Lleva el nombre de uno de los cuentos: “Voyá” que deriva de una peculiarísima expresión de los pueblos de la Amazonía, usada comúnmente en los departamentos de San Martin y Loreto.
Es una elipsis, forma lingüística como figura de construcción, en la que se suprimen palabras que no son necesarias para la comprensión de una idea pero sí para el análisis gramatical. Esta palabra procede de la frase: ya me voy y me despido. El pueblo, gran artífice del lenguaje la convierte en aglutinante. Primero suprime y me despido, luego ya me voy, después me voy ya, finalmente voy ya. Esto se aglutina en Voyá. Entonces este vocablo se utiliza para despedirse en la selva del Perú.
El cuento “Voyá” escrito en tono de elegía, se refiere a una infeliz mujer que llega al pueblo, no se sabe cuándo, ni de donde, ni cómo. Simplemente llega y se establece. La mujer camina sin rumbo, de una casa a otra. Pide para comer, para beber… y enseguida se despide: Voyá, ya me voy. Y se va para reaparecer en otro lugar, de donde también se despide diciendo Voyá. Por eso la conocen con el mote de “La Voyá”.
He aquí un posible argumento de este conjunto de cuentos, así en Bosque, Julio Chope decide penetrar en el Bosque, seguro de realizar una buena caza, ya que esto había prometido a su esposa y seis hijos. Estuvo buen tiempo en el bosque, escuchando a las aves, los ruidos de la selva, esperando encontrarse algún animal que cazar. Pero en eso vio en los arboles unos pelejos, que al apuntar a uno de ellos se dio cuenta que tenía un tierno hijo y por eso no lo mató. Pues se sentía avergonzado. En Las Lomas de Lachay, Abel Monteza nos relata un sin número de cosas maravillosas de las Lomas de Lachay al responder ciertas preguntas, mostrándonos un hermoso cuadro, lleno de vegetación, animales y hermosura temporal de este paisaje, en otras palabras nos muestra un cuadro descriptivo de las Lomas de Lachay. En Lunapillopinto, la aldea Lunapillopinto que estaba rodeada de cerros verdes, de bosque salvaje, fue el escenario de un suceso, en que Ushico jamás olvidara. Como todos se dedicaban a la caza. Un día Ushico mato una shushupe. Lo arrastró a su casa y como de costumbre Eludia, su esposa, bajó a encender el fogón y entonces lanzó un grito de terror, Ushico se reía en silencio, luego ya no escuchó nada, se acordó que los shushupe andan en dos, bajó rápidamente y encontró a la serpiente a la que mató de un disparo, pero también encontró a Eludia muerta y sintió un temblor en su vientre, pues era el hijo que esperaban. En Los Primeros Zapatos, Faustino Llapa es uno de esos niños campesinos que iban a sus escuelas pero no usaban zapatos. Un día el tuvo la opción de utilizar sus primeros zapatos en un desfile escolar, en la que una noche dio la vuelta a toda la plazuela, ayudado por su compañero Gregorio, no pudo hacerlo solo, porque los zapatos que se puso por primera vez, le hacían doler. Es decir desfiló con mucho ahínco. Al final el triunfa pues es abogado. En Niebla, el guardián civil Eladio Torrejón, que cumplía servicio en una garita de control en la carretera de Cajamarca a Lima; pidió al detective Samuel Llaja que lo visitara. Llaja arribó a la garita a eso de las cinco de la tarde. Bebían y charlaban con breves interrupciones. De pronto Torrejón le dijo a Samuel: Reemplázame un rato en el servicio; porque bajo a la ciudad. Mi mujer me engaña. Llegó a Cajamarca y pronto a su casa en la que vio la infidelidad, votó al amante y también a su mujer. Eladio llegó de nuevo a la garita y contó todo a su amigo. Pero él terminó hablando algo que no venía al caso. En Madre Paloma, una monja no aguantaba mas su agonía al estar en un convento a la que ella llamó farsa. Esta monja tenía que desahogarse así que fue al inspector de enseñanza y le contó todo. Le contó que el voto de castidad de monjas y frailes era una mentira, pues en el convento en donde estaba; las religiosas practicaban el lesbianismo. Finalmente ella vota los hábitos y tiempo de después llega a reencontrarse con el Inspector al que ella le había contado su agonía, ella se encontraba con su esposo. Paloma Tena plenamente alcanzó la vida que quería. En Un Pariente de Albert Camus, Albert Camus escritor que recibió El Premio Nobel de Literatura, este personaje fallece y aparece un pariente suyo en nuestro país: Aurelio Camus Chabad, que afirma que es su primo, pero pobladores que lo conocen incluso compañeros suyos afirman que es mentira, puesto que él sufre de demencia y alucinaciones e incluso cambió de nombre ya que su verdadero nombre en realidad era el de Aurelio Chamus Capác. En Lluvia en la carretera, Guillermo Bolaños se levanta con el estruendo de truenos y ráfagas de relámpagos en una lluvia violenta en la que él se dedicaba a observar la tempestad, algo que indignó al hotelero puesto que no comprendió la actitud de uno de sus tontos huéspedes. Guillermo Bolaños es natural de Saposoa y que volvió a ellas después de largos años y reencontrarse con la tempestad fue como si reencontrara su vida en esos lugares. En No es el Ishaco, Ishaco es como lo llamaban Isaías, era un diligente auxiliar en las labores agrícolas. Cuando Ishaco caminaba por la playa con su burro, subiendo la cuestecilla para tomar el filo de la carretera rumbo a su pueblo, oyó un grito en el mar y vio unos brazos que se agitaban en ella, se desnudó y saltó al mar y se acercó al que estaba ahogándose, era un muchacho como él, lo sacó a la orilla vigorosamente. En Bushilo, dos hombres uno italiano y el otro peruano, natural de la sierra habían llegado a Moyobamba; ambos trabajaban como profesores del colegio nacional. El peruano, abogado Telésforo Artecho enseñaba gramática castellana y el italiano Genaro Fomo, ex almirante de escuela de su país enseñaba inglés. Artecho tenia un burro, peludo, mansurrón; tenía la particularidad de parpadear incesantemente por lo que sin duda alguna Artecho lo bautizó como Bushilo. En Dos Lolos, Tulio Nova y Daniel Ruiz, dos viejos amigos y solitarios, siempre se preguntaban por qué ellos no trían o buscaban mujeres para pasar un rato alegre. Finalmente lo consiguieron, encontraron a dos lolitas, una gorda y una flaca, pero después estos hombres se arrepintieron; porque esas mujeres solo eran unas aprovechadas y unas interesadas las cuales en un restaurant fingiendo irse al baño salieron para nunca volver. En El Caimán Negro, Ezequiel Padilla, no permanecía tranquilo hasta no cumplir con su venganza hacia el caimán negro, bestia que devoró a su amigo Alberto Lujan cuando eran niños. Esto sucedió cuando ellos fueron a pescar en el lago en el que el caimán negro vivía. Pero Ezequiel logra finalmente su venganza matando al caimán, ahogándolo cuando el bota un cebo en una topa al cual al morderlo, no pudo bien sus fauces y así que el agua entraba poco a poco hasta ahogarlo. En Bujama, una laguna que se extiende a un kilometro del mar pensaban que era una filtración de agua del mismo mar convertida en agua dulce mediante algún proceso químico de la naturaleza, pues era un puquial. En Noche de Víboras, los equipos futbolísticos de dos pueblos distantes debían jugar con el retador. Fueron hospedados en una casa sin paredes en la cual, de noche cuando todos dormían Benito del Águila escucha fuertes ronquidos, se volvió a dormir, cuando alguien lo sacudió; era Lisha Catahú, un joven de raíz india, él le dijo que esos ronquidos eran de una chushupe, que con afán la encontraron y lo mataron, con todo a su compañera; pues los chushupe siempre andan de dos. En Barrio, un policía recibe la noticia de que en un bar ha sido ferozmente hacheado un hombre, el policía voló de inmediato al lugar y así fue. Un hombre se encontraba ensangrentado pues había recibido hachazos por parte de un amigo que una broma quiso hacer y terminó en desgracia. Puesto que el hombre se acostó con su propia madre y al darse cuenta y al darse cuenta, en su mente solo tenía la idea de matar al otro. En Los Decentes, la vida del profesor jubilado Flavio López es como un libro de cuentos, por las impresiones de ambientes, incidencias, personajes variados que contienen; debido, por cierto a que de acuerdo con su profesión López tuvo que trabajar en diferentes lugares y también a su manera de ser; quizás más se deba a esta; pues don Flavio siempre ha sido y será un hombre inquieto, muy amiguero, alegre, travieso, amante de fiestas y de aventuras. En Soledad, el monstruo entró en el tambo abierto, sin paredes, allí se encontraba Celina y su pequeño bebé de cinco días de nacido, en medio de esa soledad fueron tragados por el monstruo, la boa. Su marido al regresar vio todo lo ocurrido y lleno de rabia decidió ir a buscar a la boa y matarla que finalmente la consiguió. En Puscas, el perro Puscas fue fusilado exactamente a diez años de edad. Había contraído una enfermedad, según el diagnóstico del medico, incurable y transmisible al hombre. Un amigo de infancia de Eleodoro le obsequió el perro todavía cachorro con abundante pelo. Cuentan de vez en cuando los sucesos que vivieron en su infancia con el extraordinario perro y el dolor de su muerte. En Voyá, vagaba aquella mujer por la ciudad, entraba en cualquier casa cuando tenía hambre o sed y después de saciar esas necesidades se retiraba diciendo voyá, o sea “me voy ya”. Nadie sabía de donde había venido, pues los pobladores decían muchas versiones de su llegada y forma de ser y cierta noche se fue de verdad con una violenta pulmonía, apago la lámpara de sus ojos y dicen que murió diciendo opacamente voyá … ya me voy… En Increíble, un chofer narra su historia a un pasajero. Le menciona que el había atropellado a un hombre. La cual por humanidad había ayudado pues lo puso en su carro y lo conducía a una clínica cuando el accidentado se sentó como si no tuviera nada. Después de un tiempo al llegar a un grifo otra persona gritó ¡Taxi, taxi! Y era la persona que él un dia había atropellado. En Las Solteronas, en las oficinas de la administración pública abundan mujeres como secretarias, mecanógrafas, entre ellas hay que cargándose van de años sin llegar al matrimonio. Saúl Camacho dice conocer muchas, las pobres tiene horror a las telarañas, al moho, al óxido, a la vejez y dice que: no es indispensable que se casen, sin ese requisito pueden vivir la vida a su real gusto. En Un pariente de Atahualpa, el pueblo de Churín se encontraba en un abismo cercado por altísimas montañas, de modo que de allí se ve el sol todavía a las nueve de la mañana y ensombrece a las cuatro de la tarde. Hay generalmente una misteriosa quietud en la naturaleza, el aire detenido, los pelados cerros inmóviles y un cielo comúnmente azul luminoso con manchas de nubes a veces o tormentas. En Buscando Trabajo, en uno de los sofás del hall del Ministerio de Educación se encontraba sentado, descansando Emilio Viú, maestro jubilado. Había otras personas, hombres y mujeres, en los Sofás amplias, recurrentes fatigados por las dilatadas gestiones o que esperaban a algún petulante funcionario de la frondosa burocracia. Finalmente en Madera, mi padre ha muerto en el abismo de los bosques, era maderero. No del poderoso grupo de los enriquecidos madereros, de los grandes explotadores de madera, de los señores de la madera, de los dueños de los aserraderos. Joaquín Lozano, mi padre, era un hombre del pueblo, un pobre maderero, cortador y apilador de troncos en el abismo de los bosques.
Voyá dice el chacarero que en su canoa se dirige a la orilla opuesta del río. Se despide de sus familiares. Voyá, repite una y otra vez, mientras impulsa la canoa y del remo va cayendo el agua a colgajos.
-Voyá, Pancho; voyá, Dianith; voyá, tío, Shesha; Voyá a Saposoa para reencontrarme con Francisco Izquierdo Ríos, el mítico jaguar de la espesura, en el Primer Encuentro Anual de Mateo Paima con su Pueblo del 20 al 24 de junio.
Ha escogido un título revelador de su fina sensibilidad. Lleva el nombre de uno de los cuentos: “Voyá” que deriva de una peculiarísima expresión de los pueblos de la Amazonía, usada comúnmente en los departamentos de San Martin y Loreto.
Es una elipsis, forma lingüística como figura de construcción, en la que se suprimen palabras que no son necesarias para la comprensión de una idea pero sí para el análisis gramatical. Esta palabra procede de la frase: ya me voy y me despido. El pueblo, gran artífice del lenguaje la convierte en aglutinante. Primero suprime y me despido, luego ya me voy, después me voy ya, finalmente voy ya. Esto se aglutina en Voyá. Entonces este vocablo se utiliza para despedirse en la selva del Perú.
El cuento “Voyá” escrito en tono de elegía, se refiere a una infeliz mujer que llega al pueblo, no se sabe cuándo, ni de donde, ni cómo. Simplemente llega y se establece. La mujer camina sin rumbo, de una casa a otra. Pide para comer, para beber… y enseguida se despide: Voyá, ya me voy. Y se va para reaparecer en otro lugar, de donde también se despide diciendo Voyá. Por eso la conocen con el mote de “La Voyá”.
He aquí un posible argumento de este conjunto de cuentos, así en Bosque, Julio Chope decide penetrar en el Bosque, seguro de realizar una buena caza, ya que esto había prometido a su esposa y seis hijos. Estuvo buen tiempo en el bosque, escuchando a las aves, los ruidos de la selva, esperando encontrarse algún animal que cazar. Pero en eso vio en los arboles unos pelejos, que al apuntar a uno de ellos se dio cuenta que tenía un tierno hijo y por eso no lo mató. Pues se sentía avergonzado. En Las Lomas de Lachay, Abel Monteza nos relata un sin número de cosas maravillosas de las Lomas de Lachay al responder ciertas preguntas, mostrándonos un hermoso cuadro, lleno de vegetación, animales y hermosura temporal de este paisaje, en otras palabras nos muestra un cuadro descriptivo de las Lomas de Lachay. En Lunapillopinto, la aldea Lunapillopinto que estaba rodeada de cerros verdes, de bosque salvaje, fue el escenario de un suceso, en que Ushico jamás olvidara. Como todos se dedicaban a la caza. Un día Ushico mato una shushupe. Lo arrastró a su casa y como de costumbre Eludia, su esposa, bajó a encender el fogón y entonces lanzó un grito de terror, Ushico se reía en silencio, luego ya no escuchó nada, se acordó que los shushupe andan en dos, bajó rápidamente y encontró a la serpiente a la que mató de un disparo, pero también encontró a Eludia muerta y sintió un temblor en su vientre, pues era el hijo que esperaban. En Los Primeros Zapatos, Faustino Llapa es uno de esos niños campesinos que iban a sus escuelas pero no usaban zapatos. Un día el tuvo la opción de utilizar sus primeros zapatos en un desfile escolar, en la que una noche dio la vuelta a toda la plazuela, ayudado por su compañero Gregorio, no pudo hacerlo solo, porque los zapatos que se puso por primera vez, le hacían doler. Es decir desfiló con mucho ahínco. Al final el triunfa pues es abogado. En Niebla, el guardián civil Eladio Torrejón, que cumplía servicio en una garita de control en la carretera de Cajamarca a Lima; pidió al detective Samuel Llaja que lo visitara. Llaja arribó a la garita a eso de las cinco de la tarde. Bebían y charlaban con breves interrupciones. De pronto Torrejón le dijo a Samuel: Reemplázame un rato en el servicio; porque bajo a la ciudad. Mi mujer me engaña. Llegó a Cajamarca y pronto a su casa en la que vio la infidelidad, votó al amante y también a su mujer. Eladio llegó de nuevo a la garita y contó todo a su amigo. Pero él terminó hablando algo que no venía al caso. En Madre Paloma, una monja no aguantaba mas su agonía al estar en un convento a la que ella llamó farsa. Esta monja tenía que desahogarse así que fue al inspector de enseñanza y le contó todo. Le contó que el voto de castidad de monjas y frailes era una mentira, pues en el convento en donde estaba; las religiosas practicaban el lesbianismo. Finalmente ella vota los hábitos y tiempo de después llega a reencontrarse con el Inspector al que ella le había contado su agonía, ella se encontraba con su esposo. Paloma Tena plenamente alcanzó la vida que quería. En Un Pariente de Albert Camus, Albert Camus escritor que recibió El Premio Nobel de Literatura, este personaje fallece y aparece un pariente suyo en nuestro país: Aurelio Camus Chabad, que afirma que es su primo, pero pobladores que lo conocen incluso compañeros suyos afirman que es mentira, puesto que él sufre de demencia y alucinaciones e incluso cambió de nombre ya que su verdadero nombre en realidad era el de Aurelio Chamus Capác. En Lluvia en la carretera, Guillermo Bolaños se levanta con el estruendo de truenos y ráfagas de relámpagos en una lluvia violenta en la que él se dedicaba a observar la tempestad, algo que indignó al hotelero puesto que no comprendió la actitud de uno de sus tontos huéspedes. Guillermo Bolaños es natural de Saposoa y que volvió a ellas después de largos años y reencontrarse con la tempestad fue como si reencontrara su vida en esos lugares. En No es el Ishaco, Ishaco es como lo llamaban Isaías, era un diligente auxiliar en las labores agrícolas. Cuando Ishaco caminaba por la playa con su burro, subiendo la cuestecilla para tomar el filo de la carretera rumbo a su pueblo, oyó un grito en el mar y vio unos brazos que se agitaban en ella, se desnudó y saltó al mar y se acercó al que estaba ahogándose, era un muchacho como él, lo sacó a la orilla vigorosamente. En Bushilo, dos hombres uno italiano y el otro peruano, natural de la sierra habían llegado a Moyobamba; ambos trabajaban como profesores del colegio nacional. El peruano, abogado Telésforo Artecho enseñaba gramática castellana y el italiano Genaro Fomo, ex almirante de escuela de su país enseñaba inglés. Artecho tenia un burro, peludo, mansurrón; tenía la particularidad de parpadear incesantemente por lo que sin duda alguna Artecho lo bautizó como Bushilo. En Dos Lolos, Tulio Nova y Daniel Ruiz, dos viejos amigos y solitarios, siempre se preguntaban por qué ellos no trían o buscaban mujeres para pasar un rato alegre. Finalmente lo consiguieron, encontraron a dos lolitas, una gorda y una flaca, pero después estos hombres se arrepintieron; porque esas mujeres solo eran unas aprovechadas y unas interesadas las cuales en un restaurant fingiendo irse al baño salieron para nunca volver. En El Caimán Negro, Ezequiel Padilla, no permanecía tranquilo hasta no cumplir con su venganza hacia el caimán negro, bestia que devoró a su amigo Alberto Lujan cuando eran niños. Esto sucedió cuando ellos fueron a pescar en el lago en el que el caimán negro vivía. Pero Ezequiel logra finalmente su venganza matando al caimán, ahogándolo cuando el bota un cebo en una topa al cual al morderlo, no pudo bien sus fauces y así que el agua entraba poco a poco hasta ahogarlo. En Bujama, una laguna que se extiende a un kilometro del mar pensaban que era una filtración de agua del mismo mar convertida en agua dulce mediante algún proceso químico de la naturaleza, pues era un puquial. En Noche de Víboras, los equipos futbolísticos de dos pueblos distantes debían jugar con el retador. Fueron hospedados en una casa sin paredes en la cual, de noche cuando todos dormían Benito del Águila escucha fuertes ronquidos, se volvió a dormir, cuando alguien lo sacudió; era Lisha Catahú, un joven de raíz india, él le dijo que esos ronquidos eran de una chushupe, que con afán la encontraron y lo mataron, con todo a su compañera; pues los chushupe siempre andan de dos. En Barrio, un policía recibe la noticia de que en un bar ha sido ferozmente hacheado un hombre, el policía voló de inmediato al lugar y así fue. Un hombre se encontraba ensangrentado pues había recibido hachazos por parte de un amigo que una broma quiso hacer y terminó en desgracia. Puesto que el hombre se acostó con su propia madre y al darse cuenta y al darse cuenta, en su mente solo tenía la idea de matar al otro. En Los Decentes, la vida del profesor jubilado Flavio López es como un libro de cuentos, por las impresiones de ambientes, incidencias, personajes variados que contienen; debido, por cierto a que de acuerdo con su profesión López tuvo que trabajar en diferentes lugares y también a su manera de ser; quizás más se deba a esta; pues don Flavio siempre ha sido y será un hombre inquieto, muy amiguero, alegre, travieso, amante de fiestas y de aventuras. En Soledad, el monstruo entró en el tambo abierto, sin paredes, allí se encontraba Celina y su pequeño bebé de cinco días de nacido, en medio de esa soledad fueron tragados por el monstruo, la boa. Su marido al regresar vio todo lo ocurrido y lleno de rabia decidió ir a buscar a la boa y matarla que finalmente la consiguió. En Puscas, el perro Puscas fue fusilado exactamente a diez años de edad. Había contraído una enfermedad, según el diagnóstico del medico, incurable y transmisible al hombre. Un amigo de infancia de Eleodoro le obsequió el perro todavía cachorro con abundante pelo. Cuentan de vez en cuando los sucesos que vivieron en su infancia con el extraordinario perro y el dolor de su muerte. En Voyá, vagaba aquella mujer por la ciudad, entraba en cualquier casa cuando tenía hambre o sed y después de saciar esas necesidades se retiraba diciendo voyá, o sea “me voy ya”. Nadie sabía de donde había venido, pues los pobladores decían muchas versiones de su llegada y forma de ser y cierta noche se fue de verdad con una violenta pulmonía, apago la lámpara de sus ojos y dicen que murió diciendo opacamente voyá … ya me voy… En Increíble, un chofer narra su historia a un pasajero. Le menciona que el había atropellado a un hombre. La cual por humanidad había ayudado pues lo puso en su carro y lo conducía a una clínica cuando el accidentado se sentó como si no tuviera nada. Después de un tiempo al llegar a un grifo otra persona gritó ¡Taxi, taxi! Y era la persona que él un dia había atropellado. En Las Solteronas, en las oficinas de la administración pública abundan mujeres como secretarias, mecanógrafas, entre ellas hay que cargándose van de años sin llegar al matrimonio. Saúl Camacho dice conocer muchas, las pobres tiene horror a las telarañas, al moho, al óxido, a la vejez y dice que: no es indispensable que se casen, sin ese requisito pueden vivir la vida a su real gusto. En Un pariente de Atahualpa, el pueblo de Churín se encontraba en un abismo cercado por altísimas montañas, de modo que de allí se ve el sol todavía a las nueve de la mañana y ensombrece a las cuatro de la tarde. Hay generalmente una misteriosa quietud en la naturaleza, el aire detenido, los pelados cerros inmóviles y un cielo comúnmente azul luminoso con manchas de nubes a veces o tormentas. En Buscando Trabajo, en uno de los sofás del hall del Ministerio de Educación se encontraba sentado, descansando Emilio Viú, maestro jubilado. Había otras personas, hombres y mujeres, en los Sofás amplias, recurrentes fatigados por las dilatadas gestiones o que esperaban a algún petulante funcionario de la frondosa burocracia. Finalmente en Madera, mi padre ha muerto en el abismo de los bosques, era maderero. No del poderoso grupo de los enriquecidos madereros, de los grandes explotadores de madera, de los señores de la madera, de los dueños de los aserraderos. Joaquín Lozano, mi padre, era un hombre del pueblo, un pobre maderero, cortador y apilador de troncos en el abismo de los bosques.
Voyá dice el chacarero que en su canoa se dirige a la orilla opuesta del río. Se despide de sus familiares. Voyá, repite una y otra vez, mientras impulsa la canoa y del remo va cayendo el agua a colgajos.
-Voyá, Pancho; voyá, Dianith; voyá, tío, Shesha; Voyá a Saposoa para reencontrarme con Francisco Izquierdo Ríos, el mítico jaguar de la espesura, en el Primer Encuentro Anual de Mateo Paima con su Pueblo del 20 al 24 de junio.
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