miércoles, 17 de noviembre de 2010

ESCOBITA NUEVA



Luis Ordóñez


Pasaron cuatro años. ¡U y! el tiempo se fue “volando. Así, a estas alturas del año 2006, había un Alcalde electo. Se notaba en el ambiente popular, la necesidad de un cambio, sobre todo, en la política de recojo de residuos sólidos. Hasta entonces, la administración edil anterior, se mostraba fláccida, con mucho desánimo. El recojo de la basura era su peor debilidad en aquel momento. El candidato ganador aprovechó esa coyuntura para golpearla en esa herida sangrante. Siendo candidato, y mucho mejor, cuando ya era electo Alcalde, disponía de medios raros para paliar la situación estrepitosa por la que atravesaba la ciudad: muchas camionetas, furgonetas, motocarros, camiones de carga, hasta carretas jaladas por caballos se distribuían por todo el ámbito jurisdiccional para recoger la basura enfrente de las casas. En diversas esquinas, la gente acumulaba gran cantidad de estos desperdicios. Por supuesto, aumentaban los roedores, las moscas, las larvas. Los canes callejeros disfrutaban de éstos “manjares”, ante el abandono de los encargados de su cuidado. Los olores, por demás nauseabundos, se acrecentaban con la llegada del candente sol y el inminente incremento de las altas temperaturas tropicales. Muchos cerdos también participaban de éstos desperdicios.
Los jóvenes que trabajaban en el llenado de las unidades de transporte, se mostraban alegres, por que posiblemente pensaban que a partir de enero ya serían trabajadores fijos de la Municipalidad.
La administración saliente desoyó completamente la protesta unánime de la población. Entonces, estas acciones del Alcalde electo cubrían este vació. Sin embargo, la gente, miraba con alegría por una parte; por otra con cierto grado de soslayo. Y se preguntaba, ¿Con qué dinero mueve estas unidades de transporte y a esta gente que trabaja el Alcalde electo, si todavía no administra la Municipalidad? ¿Será buen Alcalde, o serán acciones de una escobita nueva?
Inició la administración, efectivamente, el recojo de la basura fue bastante bueno, hasta quizá exagerado. No solo pasaban los vehículos casi todos los días; sino, habría el ingrediente de que los carros recolectores se desplazaban con música tropical propia de la comunidad, e incluso, desde las tres o cuatro de la mañana, interrumpiendo el sueño de la población.
Pasaron los meses y los años y ese ímpetu iba disminuyendo gradualmente. La frecuencia cambió de manera radical, de todos los días se convirtió en tres veces por semana, dos veces por semana, una vez por semana; y ahora, al parecer es una vez al mes. El panorama de los basurales en las esquinas, con sus respectivos comensales cuadrúpedos, es el mismo. Los desagradables olores callejeros se repiten como hace cuatro años. El desgano de la administración saliente se refleja de kilómetros.
“El Alcalde saliente dice que no manda recoger la basura por que no hay plata, ¿y cómo para su campaña sí tenía plata”, es el comentario de un poblador en el mercado, En efecto, por los medios de comunicación la misma autoridad saliente manifiesta esa versión, de que “no hay dinero, por que el Alcalde electo dijo en su campaña que va desaparecer el área recaudador. La gente ha entendido que no va tributar, por eso, ahora, la recaudación es bajísima. Por tanto, no hay dinero para combustible de los carros recolectores”.
¿Qué tiene que ver que tal o cual candidato dijera tal o cual cosa, para que de pronto se haya prácticamente suspendido el servicio de recojo de residuos sólidos? Los pobladores estamos pagando y otros pagamos por adelantado por éste servicio, por que queremos nuestra casa y nuestra ciudad limpia. ¿No habrá otra justificación más tonta, que culpar a otros de nuestra ineptitud?

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