Luis Ordóñez
El plan es una ruta, una guía, que nos permite establecer la línea a seguir, el tiempo que se empleará para llegar a nuestro destino. Un aviador, antes de iniciar su vuelo, elabora un PLAN DE VUELO, donde diseña la ruta a seguir y el tiempo a emplear de ida y el retorno. Los enamorados hacen el PLAN de encontrarse, tomando tales rutas y estiman el tiempo de duración de su encuentro para emprender el regreso y la hora de llegada a casa.
El plan municipal es el mismo instrumento que se emplea en las citas anteriores. Los lineamientos (políticas de la agrupación), las acciones a ejecutar, el tiempo a emplear y un estimado de presupuesto a necesitar y los posibles financiamientos.
Los mejores planes municipales (regionales y nacionales), son aquellos que emergen de las necesidades planteadas por los caseríos y centros poblados, los barrios, de manera natural, por que aquellas comunidades experimentan las necesidades e incluso tienen en mente y el empuje de la forma de ejecución de los proyectos que plantean solución a las mismas. Las acciones que se planifican y ejecutan deben hacerse necesariamente con la directa participación de los actores, para que el plan y el proyecto no se conviertan en elefantes blancos, sino, tengan vida, alma; es decir, son proyectos que la comunidad los sienta como suyo.
Cuando se trabaja de manera planificada, se llega al 31 de diciembre de cada año en azul; y mucho mejor, al 31 de diciembre después de 4 años de administración. La cuenta debe estar en azul, e incluso con un poco de dinero para que la próxima gestión edil cuente con los primeros recursos de trabajo. Además, al finalizar la gestión, no debe haber cuentas por pagar a algún proveedor, y a ningún trabajador. Todas las cuentas deben estar totalmente saneadas e incluso auditadas anualmente.
Las entidades financieras no deben aprobar y ejecutar créditos voluminosos en los últimos años o meses de una gestión edil. El crédito debe alcanzar el último trimestre de la gestión, pero, todo el crédito debe pagarse en la misma administración. No pasar cuentas por pagar a la siguiente gestión edil.
Una buena práctica es ahorrar los fondos de FONCOMÚN y de recursos propios; y, con esos recursos ejecutar los proyectos. Lógico, la gestión debe aplicar una buena disciplina fiscal; es decir, no gastar más de lo que ingresa. El tema personal tiene incidencia en este rubro; pues, por cuestiones partidarias o políticas, la administración dispone de más personal de lo que realmente necesita. La administración edil debe tener un corte empresarial, donde todos los trabajadores producen.
La disciplina fiscal conlleva también a que las adquisiciones se hagan al contado, a estar al día con los pagos al personal y la ejecución de proyectos se realizan de manera ordenada; entonces, los proveedores, el personal y la comunidad tienen confianza en su administración municipal.
Si nos referimos a los ingresos, la administración de todas maneras debe emplear una política tributaria amplia, lo mas humana posible; pero también severa, en lo posible. Todos los habitantes deben tributar. La ciudad, el país, la comunidad, saldrá adelante, siempre y cuando todos tributemos, pero, con la esperanza de que nuestras autoridades administren bien esos recursos, en beneficio de la propia comunidad.
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