viernes, 4 de febrero de 2011

LA SUPERPOBLACION DE PROFESIONALES EN NUESTRO PAIS

En estos últimos años, el Perú se ha convertido en un país de profesionales, debido a la superpoblación de jóvenes egresados de las Universidades, Institutos Tecnológicos y Pedagógicos con un título bajo el brazo. Lamentablemente, muchos de ellos, por no decir, la mayoría terminan dedicándose a cualquier ocupación, menos a ejercer la carrera que les permitió obtener el ansiado diploma.

Este fenómeno, es originado debido a las facilidades otorgadas hasta el momento por el gobierno de turno, permitiendo la creación de centros superiores particulares de estudios en casi todo el territorio. Y en la actualidad existen el país casi cien universidades y más de cuatrocientos filiales, cuya supervisión escapa a los entes reguladores de rigor. Por esta razón, existen cuestionamientos a la formación académica que reciben los alumnos que cursan sus estudios en esos lugares. Datos consignados en investigaciones realizadas sobre el particular establecen que la mayoría de universidades ofrecen las carreras más baratas, aquellas que no exigen mayor implementación. El 51 % forman profesores y complementan con las especialidades de Derecho y Administración, con lo que se cubren los dos tercios de las profesiones ofertadas.

Es inconcebible, que no se tenga en cuenta para nada la sobre abundancia de maestros sin puestos de trabajo que existen en el medio, fenómeno detectado hace varios años. No obstante, se deja de lado las opciones científicas y técnicas que apenas cubren el 10 % del total. Parte del problema es originado por los propios padres de familia que quieren que todos sus hijos sean “profesionales”, sin considerar sus aptitudes ni la calidad educativa que van a recibir.

Esa es la razón que ha motivado al Ejecutivo presentar ante el Congreso un proyecto de ley que suspenda la creación de universidades y filiales durante un tiempo prudencial. Mientras tanto, se procederá a investigar la manera como funcionan los centros superiores existentes para garantizar que egresen profesionales que realmente estén en condiciones de ejercer con eficiencia y a plenitud lo aprendido. Este panorama nos trae a la memoria, el diálogo sostenido con un joven que regresó del extranjero para seguir una carrera en el Perú.

Casi sin tener tiempo para prepararse, se inscribió, dio el examen e ingresó en el primer intento. Fui muy afortunado, porque en realidad no pensé que podría haber salido airoso en la prueba, fueron sus comprensibles y emocionadas palabras. Cuando empezaron las clases, quedó muy triste al enterarse que en esa Universidad particular ingresaban todos los que postulaban. Esto es solo, una de las facetas de las numerosas sorpresas que se presentan cuando un aspirante peruano desea estudiar para convertirse en profesional.

Carlos Velásquez Sánchez

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