Luis Ordóñez
La libertad de expresión es un derecho fundamental o un derecho humano, señalado en el artículo 19º de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, y las constituciones de los sistemas democráticos, también lo señalan. De ella deriva la libertad de imprenta también llamada libertad de prensa (Wiki pedía).
Se levantan las voces de las personas que gustan escribir, de las que tienen el placer de disfrutar de la rica lectura. Es que los dos finalistas de esta rara lid electoral, en su segundo episodio, cargan tamaño peso de antecedentes que lindan con éste derecho universal.
El candidato Humala, seguidor del General golpista Juan Velasco, quién derrocó con las armas al gobierno democrático del Arquitecto Fernando Belaúnde Terry, aún no convence al electorado peruano, que en un posible gobierno suyo, respetará la libertad de expresión; es decir, actuará diferente a su referente General Velasco. La desconfianza del electorado se acrecienta más, cuando el ex militar Humala, se ha mostrado seguidor y discípulo del gobernante casi democrático Hugo Chávez. Como se conoce, el presidente Chávez, ha intervenido fieramente a los medios de comunicación de su país y ha perseguido a los comunicadores que opinan diferente a él. Al parecer, al candidato Humala, no le ha sido favorable mostrar acercamiento ni con el General golpista Juan Velasco ni con el casi democrático (por perennizarse en el poder) Hugo Chávez. Bien le hubiese sido o le sería al candidato Humala en términos de campaña electoral, presentarse a ésta lid electoral como un peruano libre, que busca encontrar el desarrollo de su país, en base a las propuestas que plantea, bajo el marco estricto de una soberana democracia, que al mismo tiempo de alimentarla, de fortalecerla, va construyendo el desarrollo progresivo que tanto anhela, haciendo llegar su valioso aporte como un peruano que ama verdaderamente a su país. Los errores los vemos a veces después del evento; pero, que los mismos sirvan de base fuerte para enrumbar la consecución de los objetivos planteados.
La candidata Fujimori, hija del ex presidente Fujimori, quien fue también primera Dama de la Nación, también tiene lo suyo. Ella respalda el gobierno de su padre Alberto Fujimori; quizá tenga toda la razón, por ser hija. Se supone que respalda los actos positivos de ese gobierno. Se supone también, que no respalda los actos negativos de ese segundo gobierno (al ser segundo gobierno ya está contra la democracia, por tanto antidemocrático), como precisamente atentar contra la libertad de expresión, bajo la modalidad de corrupción de los directivos de los medios de comunicación.
En el caso Humala, el General Velasco intervino los medios de comunicación, así como el Presidente Hugo Chávez; mientras que en el caso Fujimori, el gobierno dio dinero a los directivos de los medios de comunicación, para que éstos difundieran informaciones favorables a ese gobierno.
Los votantes están evaluando estos antecedentes, para al final rifar su voto y rogando al todopoderoso marcar correctamente, a fin de que no se rompa la libertad de expresión en el país.
Pues, con la intervención de los medios de comunicación, los que tenemos el alto honor de escribir algunas líneas, no pudiéramos difundir lo escrito. Seguiríamos escribiendo, pero, no lo difundiríamos. Los escritos se acumularían, se represarían hasta desfogarse cuando llegue de nuevo la débil democracia. Mal o bien, los escritos son la expresión del pueblo, para escribir o para leer.
No sería bueno, como en aquellos tiempos referidos, que los militares tomen el control de éste diario y de todos los medios de comunicación, y que los comunicadores obligados digan o escriban las conveniencias del gobierno; como también no sería bueno, que los directivos de los medios de comunicación, nos conminaran a quienes escribimos libremente, que lo hiciéramos de tal o cual manera, por que está siendo sobornado con fuertes cantidades de dinero. Ni una ni otra forma no es correcta, por que ya no habría libertad, sino coerción, forzamiento.
Se levantan las voces de las personas que gustan escribir, de las que tienen el placer de disfrutar de la rica lectura. Es que los dos finalistas de esta rara lid electoral, en su segundo episodio, cargan tamaño peso de antecedentes que lindan con éste derecho universal.
El candidato Humala, seguidor del General golpista Juan Velasco, quién derrocó con las armas al gobierno democrático del Arquitecto Fernando Belaúnde Terry, aún no convence al electorado peruano, que en un posible gobierno suyo, respetará la libertad de expresión; es decir, actuará diferente a su referente General Velasco. La desconfianza del electorado se acrecienta más, cuando el ex militar Humala, se ha mostrado seguidor y discípulo del gobernante casi democrático Hugo Chávez. Como se conoce, el presidente Chávez, ha intervenido fieramente a los medios de comunicación de su país y ha perseguido a los comunicadores que opinan diferente a él. Al parecer, al candidato Humala, no le ha sido favorable mostrar acercamiento ni con el General golpista Juan Velasco ni con el casi democrático (por perennizarse en el poder) Hugo Chávez. Bien le hubiese sido o le sería al candidato Humala en términos de campaña electoral, presentarse a ésta lid electoral como un peruano libre, que busca encontrar el desarrollo de su país, en base a las propuestas que plantea, bajo el marco estricto de una soberana democracia, que al mismo tiempo de alimentarla, de fortalecerla, va construyendo el desarrollo progresivo que tanto anhela, haciendo llegar su valioso aporte como un peruano que ama verdaderamente a su país. Los errores los vemos a veces después del evento; pero, que los mismos sirvan de base fuerte para enrumbar la consecución de los objetivos planteados.
La candidata Fujimori, hija del ex presidente Fujimori, quien fue también primera Dama de la Nación, también tiene lo suyo. Ella respalda el gobierno de su padre Alberto Fujimori; quizá tenga toda la razón, por ser hija. Se supone que respalda los actos positivos de ese gobierno. Se supone también, que no respalda los actos negativos de ese segundo gobierno (al ser segundo gobierno ya está contra la democracia, por tanto antidemocrático), como precisamente atentar contra la libertad de expresión, bajo la modalidad de corrupción de los directivos de los medios de comunicación.
En el caso Humala, el General Velasco intervino los medios de comunicación, así como el Presidente Hugo Chávez; mientras que en el caso Fujimori, el gobierno dio dinero a los directivos de los medios de comunicación, para que éstos difundieran informaciones favorables a ese gobierno.
Los votantes están evaluando estos antecedentes, para al final rifar su voto y rogando al todopoderoso marcar correctamente, a fin de que no se rompa la libertad de expresión en el país.
Pues, con la intervención de los medios de comunicación, los que tenemos el alto honor de escribir algunas líneas, no pudiéramos difundir lo escrito. Seguiríamos escribiendo, pero, no lo difundiríamos. Los escritos se acumularían, se represarían hasta desfogarse cuando llegue de nuevo la débil democracia. Mal o bien, los escritos son la expresión del pueblo, para escribir o para leer.
No sería bueno, como en aquellos tiempos referidos, que los militares tomen el control de éste diario y de todos los medios de comunicación, y que los comunicadores obligados digan o escriban las conveniencias del gobierno; como también no sería bueno, que los directivos de los medios de comunicación, nos conminaran a quienes escribimos libremente, que lo hiciéramos de tal o cual manera, por que está siendo sobornado con fuertes cantidades de dinero. Ni una ni otra forma no es correcta, por que ya no habría libertad, sino coerción, forzamiento.
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