Luis Ordóñez
El 29 de agoto 2010 se cumple cien años del nacimiento de Francisco Izquierdo Ríos. Son acaso cien años de iluminación literaria de la gloriosa Región San Martín. Hace cien años Dios hizo realidad el nacimiento de este insigne personaje, que ha venido a iluminarnos con su sapiencia, con su pluma fresca, como la frescura del alba silvícola.
Saposoa, capital de una de las diez provincias (Huallaga) de la gran Región San Martín, ciudad apacible por su tranquilidad cargada de paciencia; quizá postergada por la limitada inversión en su jurisdicción, la segunda más antigua (1558) de la región después de Moyobamba (1540), fue la dulce cuna donde nació este personaje (mago de las letras sanmartinenses, que sorprendieron al mundo literario), en 1910. Con seguridad, el primer llanto de vida de don Francisco, hizo titilar con más brillo las estrellas, las diversas aves revolotearon sobre las casas de techo de palma, pared de quincha y piso de tierra. Se posaron sobre los mangos y ciruelas de las huertas (circuladas de cañas bravas, traídas de las orillas del rio Saposoa). Las mariposas multicolores volaron sobre las angostas calles empedradas, en grupo, iban y venían, haciendo sombra ante los rayos del sol. Las aguas cristalinas del rio Saposoa se alborotaron, por el jugueteo de los peces. Fue un jolgorio indescriptible de la diversidad de animales silvestres de los bosques vírgenes; pues nació el hijo de la Chacra (del caserío San Andrés), vino al mundo el próspero literato, cuya luz de vivaz inspiración penetró arremetedora por entre las hierbas del campo, enfocando con meridiana claridad, la plenitud de la vida, la belleza de la naturaleza selvática, la idiosincrasia de su gente sana.
Pasaron cien años de iluminación literaria de la región San Martín; y muchos pueblos celebran este aniversario, recordando la notable letra de don Francisco Izquierdo Ríos, llena de pureza y fuerza, cuyas características la hicieron siempre sostenible en el tiempo infinito, como el famoso nadador Bagrecico, que no solamente ilustra la vida del hombre en la tierra, sino además, revive la riqueza de la selva, en el contexto de la humanidad.
Son decenas de personas y pocas instituciones y organizaciones que hacen los esfuerzos por resaltar esta apoteósica celebración; desde ya, el sincero agradecimiento y muchas felicitaciones, por que es bueno sacar lustre a nuestro representante de la literatura sanmartinense. Y, que no se re edite solo un libro de él, sino todos los libros. Los libros de Francisco Izquierdo Ríos, son referentes y de lectura obligatoria de todo poblador de San Martín.
Saposoa, capital de una de las diez provincias (Huallaga) de la gran Región San Martín, ciudad apacible por su tranquilidad cargada de paciencia; quizá postergada por la limitada inversión en su jurisdicción, la segunda más antigua (1558) de la región después de Moyobamba (1540), fue la dulce cuna donde nació este personaje (mago de las letras sanmartinenses, que sorprendieron al mundo literario), en 1910. Con seguridad, el primer llanto de vida de don Francisco, hizo titilar con más brillo las estrellas, las diversas aves revolotearon sobre las casas de techo de palma, pared de quincha y piso de tierra. Se posaron sobre los mangos y ciruelas de las huertas (circuladas de cañas bravas, traídas de las orillas del rio Saposoa). Las mariposas multicolores volaron sobre las angostas calles empedradas, en grupo, iban y venían, haciendo sombra ante los rayos del sol. Las aguas cristalinas del rio Saposoa se alborotaron, por el jugueteo de los peces. Fue un jolgorio indescriptible de la diversidad de animales silvestres de los bosques vírgenes; pues nació el hijo de la Chacra (del caserío San Andrés), vino al mundo el próspero literato, cuya luz de vivaz inspiración penetró arremetedora por entre las hierbas del campo, enfocando con meridiana claridad, la plenitud de la vida, la belleza de la naturaleza selvática, la idiosincrasia de su gente sana.
Pasaron cien años de iluminación literaria de la región San Martín; y muchos pueblos celebran este aniversario, recordando la notable letra de don Francisco Izquierdo Ríos, llena de pureza y fuerza, cuyas características la hicieron siempre sostenible en el tiempo infinito, como el famoso nadador Bagrecico, que no solamente ilustra la vida del hombre en la tierra, sino además, revive la riqueza de la selva, en el contexto de la humanidad.
Son decenas de personas y pocas instituciones y organizaciones que hacen los esfuerzos por resaltar esta apoteósica celebración; desde ya, el sincero agradecimiento y muchas felicitaciones, por que es bueno sacar lustre a nuestro representante de la literatura sanmartinense. Y, que no se re edite solo un libro de él, sino todos los libros. Los libros de Francisco Izquierdo Ríos, son referentes y de lectura obligatoria de todo poblador de San Martín.
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