Luis Ordóñez
Fue una celebración apoteósica. Si la plaza mayor de Saposoa no se vió abarrotada de gente, como fue la alusión de algunos invitados; en cambio, las personas que asistieron se fueron por propia convicción, con entusiasmo, con ganas de participar. La gente estaba hasta la media noche del miércoles 22 de junio 2011, cantando a viva voz, el feliz aniversario del histórico nacimiento de Francisco Izquierdo Ríos. El marco musical estuvo a cargo del conjunto criollo de Bellavista, cuyos integrantes son de Juanjui, Saposoa y Bellavista. La alegría fue tan grande, que las esporádicas precipitaciones de llovizna en nada amilanaron a los emotivos asistentes.
Dos temas que resaltar:
1.- La organización. El Café literario y las otras actividades fueron de valiosa importancia. Si bien la invitación fue abierta, además, se hicieron invitaciones a los principales escritores de la región y del país. Asistieron escritores de Puno, Lima, Tarapoto, Moyobamba, Juanjui, Bellavista y Saposoa. Generalmente el Café literario se realiza en ambiente cerrado, en ésta ocasión se hizo en la plaza pública de Saposoa y fue todo un éxito. El programa del Café literario tuvo que ser ajustado, bajo la conducción de Juan Carlos Arce y del excelente conductor saposoíno Alejandro Ramírez Vásquez. La participación de los escritores fue de escasos minutos solamente. Lo sorprendente fue la recitación y el canto, de poemas y canciones inéditas, dedicadas a Francisco Izquierdo Ríos, demostrando una vez más, la riqueza de la gente sanmartinense. El Café fue distribuido a la gente, acompañado de rosquitas y buñuelos. Muchos números artisticos de jóvenes fueron cancelados por el factor tiempo. Pero, el número que fue imposible omitir fue la escenografía de la obra VOYÁ, interpretada por estudiantes de Sacanche. Este número artistico, además de incetivar la cultura, hincó electrizante en la emoción, que por momentos hizo reir y hasta llorar a los asitentes. Los escritores regalaron y vendieron sus libros en grandes cantidades, que retornaron super contentos de Saposoa.
2.- La gente. Los asistentes al Café literario respondieron generosa y animadamente. No solo apreciaban las diferentes interpretaciones; sino que participaban muy emotivos, es decir, los asistentes vivían el momento. El hecho de comprar las obras de los escritores ya es bastante. Ya se está dejando de lado, el “regalame tu obra”. Si usted compra, cuidará y leerá su libro. Si le regalan, simplemente lo arrumará. Este cambio positivo en la cultura es digno de resaltar en Saposoa. Por otro lado, es bueno felicitar a las diferentes comisiones que desplegaron sus esfuerzos en la organización del evento. Asimismo, felicitar la participación física del Señor Alcalde provincial de Huallaga y del Señor Alcalde provincial de Mariscal Cáceres. Pueblo y autoridades deben estar siempre juntos, mucho más si trata de la cultura propia. También, el Gobierno Regional San Martín puso su cuota de participación en la organización. Donde estás Francisco Izquierdo Ríos, en el Reino de Dios, has visto que tu pueblo no te abandona, te quiere por siempre.
Por : Luis Ordóñez Sánchez
Dos temas que resaltar:
1.- La organización. El Café literario y las otras actividades fueron de valiosa importancia. Si bien la invitación fue abierta, además, se hicieron invitaciones a los principales escritores de la región y del país. Asistieron escritores de Puno, Lima, Tarapoto, Moyobamba, Juanjui, Bellavista y Saposoa. Generalmente el Café literario se realiza en ambiente cerrado, en ésta ocasión se hizo en la plaza pública de Saposoa y fue todo un éxito. El programa del Café literario tuvo que ser ajustado, bajo la conducción de Juan Carlos Arce y del excelente conductor saposoíno Alejandro Ramírez Vásquez. La participación de los escritores fue de escasos minutos solamente. Lo sorprendente fue la recitación y el canto, de poemas y canciones inéditas, dedicadas a Francisco Izquierdo Ríos, demostrando una vez más, la riqueza de la gente sanmartinense. El Café fue distribuido a la gente, acompañado de rosquitas y buñuelos. Muchos números artisticos de jóvenes fueron cancelados por el factor tiempo. Pero, el número que fue imposible omitir fue la escenografía de la obra VOYÁ, interpretada por estudiantes de Sacanche. Este número artistico, además de incetivar la cultura, hincó electrizante en la emoción, que por momentos hizo reir y hasta llorar a los asitentes. Los escritores regalaron y vendieron sus libros en grandes cantidades, que retornaron super contentos de Saposoa.
2.- La gente. Los asistentes al Café literario respondieron generosa y animadamente. No solo apreciaban las diferentes interpretaciones; sino que participaban muy emotivos, es decir, los asistentes vivían el momento. El hecho de comprar las obras de los escritores ya es bastante. Ya se está dejando de lado, el “regalame tu obra”. Si usted compra, cuidará y leerá su libro. Si le regalan, simplemente lo arrumará. Este cambio positivo en la cultura es digno de resaltar en Saposoa. Por otro lado, es bueno felicitar a las diferentes comisiones que desplegaron sus esfuerzos en la organización del evento. Asimismo, felicitar la participación física del Señor Alcalde provincial de Huallaga y del Señor Alcalde provincial de Mariscal Cáceres. Pueblo y autoridades deben estar siempre juntos, mucho más si trata de la cultura propia. También, el Gobierno Regional San Martín puso su cuota de participación en la organización. Donde estás Francisco Izquierdo Ríos, en el Reino de Dios, has visto que tu pueblo no te abandona, te quiere por siempre.
Por : Luis Ordóñez Sánchez
FRANCISCO IZQUIERDO RIOS
Vive, vive en paz,
Por siempre feliz serás,
En el inmaculado Edén,
Sagrado lecho de Dios.
Insigne Francisco Izquierdo Ríos,
Como tú no hay dos,
Encumbrado por tus letras,
La grandeza te corresponde.
El dos mil diez,
Cien años de tu nacimiento,
La modesta cuna de Saposoa,
Está cien años iluminada.
La pureza de tus escritos,
Es la fuerza de tu elegante prosa y de tus bellos versos,
Como el legendario bagrecico,
Que va de la selva navegando por el mundo.
Vive, vive en paz,
Por siempre feliz serás,
En el inmaculado Edén,
Sagrado lecho de Dios.
Insigne Francisco Izquierdo Ríos,
Como tú no hay dos,
Encumbrado por tus letras,
La grandeza te corresponde.
El dos mil diez,
Cien años de tu nacimiento,
La modesta cuna de Saposoa,
Está cien años iluminada.
La pureza de tus escritos,
Es la fuerza de tu elegante prosa y de tus bellos versos,
Como el legendario bagrecico,
Que va de la selva navegando por el mundo.
TIGRE NEGRO
Luis Ordóñez
Tigre Negro, valiosa contribución de Luis Ordóñez, a favor del patrimonio geográfico y cultural de San Martín, Perú, evidencia tanto en la forma como en el contenido, un variopinto y rico caudal de saberes populares y científicos de la realidad local y universal a la vez. El texto se configura en una atractiva vitrina que pone al descubierto el modo de ser de las comunidades de la región, que con ejemplar perseverancia y estoicismo, van haciendo frente y, por ende, solucionando su cotidiana problemática, tejiendo de ese modo el discurrir de la existencia en plena amazonía peruana. Tigre Negro, es una de sus visiones e interpretaciones del sueño que delimita el tema, se torna en una constante de valor, entrega , sacrificio, osadía, de reivindicación del género y la familia, en fin se constituye en una propuesta de cooperación y solidaridad.
Luis Ordóñez, una vez más, en su noble tarea de mostrar al mundo la riqueza de los pueblos amazónicos, dimensiona y hace de este su cuarto libro, un fulgurante shupihui (antorcha), que enarbola la condición humana; y, contribuye a la vigorización de la cultura selvática; y es más, refleja la identificación del hombre con su medio y sabiduría y por lo cual exige respeto y vigencia.
Ercilia, es la mujer que protagoniza la novela. Luego de evidenciar la desaparición de su pueblo, por causa del tigre negro, ella se llena de coraje y decisión de encontrarle y darle merecida muerte, como pretendiendo hallar la justicia que para esta mujer solitaria se había esfumado como se escapa el agua por entre lo dedos de la mano. Al fin, después de meses, o quizás años, de incansable persecución por la enmarañada e inhóspita selva peruana, Ercilia logra tener la pista más cercana del felino; pues, éste había encontrado otra comunidad asentada a orillas del río Saposoa y allí estaba la comida en abundancia. Mientras tanto, la solitaria y anciana mujer, rastreaba las delicadas huellas, una tras otra. Por su parte, las autoridades locales y regionales hacen todos los esfuerzos para tratar de atrapar al animal asesino, empleando el personal especializado de las fuerzas armadas del Perú, la sabiduría de los mejores montaraces del lugar y la tecnología de las investigaciones científicas de los centros superiores de estudio. El estado peruano gasta una buena cantidad de recursos económicos, movilizando personal, utilizando equipos y helicópteros. Pero, todos los trabajos se hacen de afuera hacia adentro; mientras que la mujer realiza el trabajo silencioso en el mismo bosque donde vive el tigre negro. Al final, la fuerza de la juventud, el poder de las armas y la alta tecnología no pueden con el animal. Allí emerge la sapiencia, la paciencia y perseverancia de una mujer que acaba con la vida del tigre negro y llena de alegría a la comunidad.
Tigre Negro, valiosa contribución de Luis Ordóñez, a favor del patrimonio geográfico y cultural de San Martín, Perú, evidencia tanto en la forma como en el contenido, un variopinto y rico caudal de saberes populares y científicos de la realidad local y universal a la vez. El texto se configura en una atractiva vitrina que pone al descubierto el modo de ser de las comunidades de la región, que con ejemplar perseverancia y estoicismo, van haciendo frente y, por ende, solucionando su cotidiana problemática, tejiendo de ese modo el discurrir de la existencia en plena amazonía peruana. Tigre Negro, es una de sus visiones e interpretaciones del sueño que delimita el tema, se torna en una constante de valor, entrega , sacrificio, osadía, de reivindicación del género y la familia, en fin se constituye en una propuesta de cooperación y solidaridad.
Luis Ordóñez, una vez más, en su noble tarea de mostrar al mundo la riqueza de los pueblos amazónicos, dimensiona y hace de este su cuarto libro, un fulgurante shupihui (antorcha), que enarbola la condición humana; y, contribuye a la vigorización de la cultura selvática; y es más, refleja la identificación del hombre con su medio y sabiduría y por lo cual exige respeto y vigencia.
Ercilia, es la mujer que protagoniza la novela. Luego de evidenciar la desaparición de su pueblo, por causa del tigre negro, ella se llena de coraje y decisión de encontrarle y darle merecida muerte, como pretendiendo hallar la justicia que para esta mujer solitaria se había esfumado como se escapa el agua por entre lo dedos de la mano. Al fin, después de meses, o quizás años, de incansable persecución por la enmarañada e inhóspita selva peruana, Ercilia logra tener la pista más cercana del felino; pues, éste había encontrado otra comunidad asentada a orillas del río Saposoa y allí estaba la comida en abundancia. Mientras tanto, la solitaria y anciana mujer, rastreaba las delicadas huellas, una tras otra. Por su parte, las autoridades locales y regionales hacen todos los esfuerzos para tratar de atrapar al animal asesino, empleando el personal especializado de las fuerzas armadas del Perú, la sabiduría de los mejores montaraces del lugar y la tecnología de las investigaciones científicas de los centros superiores de estudio. El estado peruano gasta una buena cantidad de recursos económicos, movilizando personal, utilizando equipos y helicópteros. Pero, todos los trabajos se hacen de afuera hacia adentro; mientras que la mujer realiza el trabajo silencioso en el mismo bosque donde vive el tigre negro. Al final, la fuerza de la juventud, el poder de las armas y la alta tecnología no pueden con el animal. Allí emerge la sapiencia, la paciencia y perseverancia de una mujer que acaba con la vida del tigre negro y llena de alegría a la comunidad.
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